La lección de empatía y amor hacia los animales de los niños Joel y Ainara a su comunidad de vecinos ha conmovido a más de un usuario de Twitter. Pongámonos en antecedentes. El administrador de la finca colgó un cartel que alertaba bajo un rótulo de ?Muy importante? de la presencia de un gato en el garaje, al tiempo que se pedía que no se alimentara al felino.
Lejos de esconderse, los pequeños, hijos de unos vecinos de la comunidad, reconocieron que eran ellos los que dedicaban cuidados al gato, y anotaron de su puño y letra en el mismo cartel el motivo que le llevó a realizarlos. Muy básico y rotundo: «No vamos a dejar que se muera de hambre».
Por eso solicitaron al administrador que se ocupara de hacer las llamadas pertinentes para que alguien, se entiende una protectora de animales u organización similar, lo venga a recoger. «Mientras siga aquí vamos a seguir dándole comida», advierten los niños, clandestinos cuidadores del gato de su garaje.
Esta cuestión ha generado un aluvión de reacciones en la red social. Abundan los comentarios que alaban la actitud de los niños.
Sin embargo algunos creen que no es la forma de proceder más recomendable en un caso como este, y explican por qué.