Un plan estupendo para pasar un día diferente durante las vacaciones es alquilar una lancha a motor para pasar el día navegando. Este segmento cuenta cada vez con más adeptos porque las ventajas son muchas. «Para mí es uno de los mejores días del año.
Vengo cada año de Madrid a pasar unos días de vacaciones con unos amigos de Mallorca y un día cada verano alquilamos una embarcación. Vamos entre 6 y 8 personas y las hemos cogido en la Colònia de Sant Jordi para ir a es Trenc, es Carbó y Cabrera, también en el Port de Sóller, Port Adriano y Cala Ratjada», señala Néstor.
Existen embarcaciones de hasta unos 5,5 metros donde no es necesaria ninguna titulación, aunque se recomienda tener alguna experiencia en el mar. Lo ideal es contar con algún familiar o amigo que disponga del PER (Patrón de Embarcación de Recreo) y así ahorrarse los 150-200 euros que cuesta tener patrón en la embarcación durante toda la jornada.
Aportación
En este tipo de excursiones lo más común es que cada integrante aporte un plato y algo para beber. En cuanto a cantidades y calidades, eso va a gusto del consumidor, pero es imprescindible que nunca falte el hielo.
Emili Sancho es comercial de la empresa Jaume Vermell Náutica, ubicada en Portocristo. «Tenemos clientes que alquilan la lancha para un día, pero también hay otros que la tienen durante todas las vacaciones, ya que tienen un apartamento por la zona y la usan todos los días». Esta empresa ofrece embarcaciones semirrígidas (lanchas de caucho inflable con quilla rígida), cuyo precio por día oscila entre los 500 y los 700 euros, dependiendo de la eslora y la potencia del motor, aunque en general se trata de embarcaciones de entre 6 y 9 metros.
«Este año está siendo un poco raro. Se trata de un negocio muy estacional. Ahora, en agosto, está casi todo lleno y hay diferencias entre el cliente extranjero, que alquila la barca con bastante antelación, y el local, que espera al último minuto, sobre todo para asegurarse que el tiempo será bueno», comenta Denise Guerrero, administrativa de Mallorca Nàutic.
Además de pasar un divertido día, una jornada náutica de estas características permite fondear frente a playas de muy difícil acceso por tierra. A la hora de echar el ancla, lo más importante es hacerlo sobre arena y no sobre la posidonia. Las multas son de varios cientos de euros si alguna patrulla de la Guardia Civil ve la infracción. Y cuidado con el consumo de alcohol por parte del responsable de la barca, porque también existen los controles en el mar y las sanciones son más cuantiosas que en tierra firme.