Jordi Segura Gelabert (Palma, 1973) repite al frente de los Castellers de Mallorca tras ser elegido recientemente cap de colla por la asamblea de la formación palmesana. En su día a día también construye como marger.
¿Con qué objetivos asume su nueva responsabilidad?
— La colla pasa por un momento delicado, con descenso de efectivos, y creo que a veces no hemos hecho una lectura correcta en clave interna. Ahora, lo principal es fortalecernos y crecer a nivel social, los retos técnicos vendrán después. Debemos mejorar la cohesión interna.
Hace años que están presentes en las calles y plazas de Mallorca. ¿Cómo considera que los percibe la gente?
— Creo que los castells en Mallorca son una actividad totalmente normalizada y que la mayoría nos tratan y nos ven como a cualquier actividad de ocio. Aportamos cosas que no abundan en la sociedad actual, competitiva y donde todo tiene un precio: valores como la solidaridad, la perseverancia, el trabajo en equipo y la identificación con un colectivo. Son valores positivos que quien se molesta en conocernos enseguida aprecia.
El interés sigue en las plazas, basta ver Sant Sebastià en Palma, pero las pinyes son más escuetas que hace unos años. ¿Cómo define el momento de la actividad en Mallorca?
— No son buenos tiempos. No puedo hablar por boca de otros, pero está claro que es algo generalizado. Sufrimos una falta de renovación y eso solo se arregla preparando a gente joven, gente nueva y cediendo el testigo.
¿Eso significa que su compromiso acabará a final de temporada?
— Bueno, creo que aún es pronto para saberlo. No cierro ninguna puerta, pero hay que ver cómo reacciona la colla con mi llegada y si todo funciona como queremos.
¿Cómo cree que les ha incidido la cuestión política catalana?
— A veces, cuatro que gritan arman mucho escándalo, pero no son representativos. Hace poco hemos acudido a las urnas y eso es un buen reflejo de lo que la gente piensa. No creo que sea justo colocarnos ningún sambenito, siempre hemos luchado por hacer castells y nada más. Somos un colectivo despolitizado, abierto a todo tipo de personas, condiciones sociales e ideologías.
¿Cuándo llegará un local de ensayo?
— Tener un lugar fijo donde ensayar es una reivindicación histórica que nos ayudaría. Como organización palmesana con una trayectoria ininterrumpida durante más de veinte años y que moviliza a muchas personas, lo pedimos. Solo podemos confiar en la buena voluntad de los políticos. Estamos en sus manos.