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La reina Letizia hace esperar al príncipe Carlos

La reina Letizia (i) y el príncipe Carlos de Inglaterra inauguraron la exposición "Sorolla, maestro español de la luz". | FACUNDO ARRIZABALAGA

| Londres |

La reina Letizia de España y el príncipe Carlos de Inglaterra inauguraron este miércoles en la National Gallery de Londres «Sorolla, maestro español de la luz», la mayor exposición en más de un siglo que el Reino Unido dedica al pintor valenciano.

El príncipe Carlos, con puntualidad británica, llegó a la hora prevista, a las 18.30 horas, pero tuvo que esperar 20 minutos la llegada de la monarca española. El motivo: el tráfico londinense. Varios medios británicos se hicieron eco de este retraso como el Daily Mail.

El príncipe, cansado de esperar en el vestíbulo, bajó hasta la sala donde está ubicada la exposición. Fue allí donde, posteriormente, la reina y el heredero de la corona británica hicieron un recorrido por la muestra, acompañados por el director de la National Gallery, Gabriele Finaldi, quien les explicó algunas de las obras, entre ellas «Madre (1895-96)» y «Desnudo de mujer, 1902».

La esposa del rey Felipe VI, que llevaba un elegante vestido azul floreado, fue recibida también en la sala Sainsbury, donde se exponen las creaciones, por Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del pintor.

Exposición

La retrospectiva reúne sesenta pinturas que abarcan la carrera completa del llamado «impresionista español», que reflejan el compromiso constante de Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923) con la representación de la vida española en toda su complejidad.
Esta es la primera retrospectiva en Londres del artista desde 1908, cuando Sorolla organizó una exhibición en la Grafton Gallery, donde se le presentó como el «mejor pintor vivo del mundo».

Durante su recorrido por las distintas salas, la reina y el príncipe de Gales se detuvieron también ante «Clotilde con vestido negro, 1906», «Corriendo por la playa, 1908», «Novia lagarterana, 1912», «Los contrabandistas, 1919» y «La siesta, 1911».

Finalmente apreciaron el retrato «Princesa Beatriz de Battenburg, 1908», tatarabuela de Felipe VI de España.

Las obras impresionistas, que el público podrá ver desde este 18 de marzo y hasta el 7 de julio, reproducen la vida, los paisajes y las tradiciones de España, temáticas que consolidaron la fama de Sorolla, que también alcanzó renombre por sus dotes como retratista.

Las representaciones, procedentes de colecciones públicas y privadas de Europa y Estados Unidos, reúnen retratos y, sobre todo, escenas de playa, las facetas más destacadas de Sorolla.

Por primera vez se pueden ver en el Reino Unido lienzos de carácter social de la edad temprana de su carrera, como «El retorno de la pesca» (1894, Museo d'Orsay), adquirido por el Gobierno francés, y «Cosiendo la vela» (1896, Galería Internazionale d'Arte Moderna di Ca' Pesaro, Venecia), comprado por esa ciudad italiana.

Según la National Gallery, un tercio de las pinturas proceden de colecciones privadas, pero varias han sido cedidas por el Museo Sorolla en la capital española.

El director de la National Gallery resaltó ante una recepción privada que es difícil no apreciar en la obra de Sorolla «la belleza de los paisajes» y la «energía» de sus pinturas, y recordó que el maestro disfrutó de un gran éxito, no solo en su país, sino también fuera de las fronteras españolas.

Finaldi, que trabajó en el Museo del Prado de Madrid, agradeció al Museo Sorolla de Madrid y al Ministerio español de Cultura por hacer posible esta gran retrospectiva en Londres, que, según dijo, ayudará a los británicos a conocer un poco más a Sorolla.

En la primera de las siete salas en que están distribuidas las pinturas, hay retratos que Sorolla pintó de su esposa, Clotilde, así como los de sus hijas María y Elena y su hijo Joaquín, mientras que otra está centrada en la década de 1890, etapa en la que España fue testigo de la pérdida definitiva de su imperio de ultramar.

Durante esa década, el autor inició una trayectoria pictórica con lienzos de gran tamaño que expresan su inquietud sobre la realidad y las penurias de la vida española, como «¡Otra Margarita!» (1892), que muestra la figura de una mujer bajo arresto por haber asesinado a su propio hijo y que recibió elogios en Madrid en 1892.

Si bien el maestro valenciano dejó atrás a principios de 1900 los tópicos sociales, estas representaciones causaron un impacto en la siguiente generación de pintores españoles, entre ellos Picasso.

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