Angela Farnan, una enfermera del hospital infantil OSF de Illinois (EEUU), estuvo durante meses al cuidado de un bebé que sufre un defecto cardíaco congénito.
La familia biológica de Blaze, que es como se llama el pequeño, vivía lejos del hospital y no podía ir a visitarlo ni pagar los gastos del hospital, así que Angela decidió obtener la custodia del niño de forma temporal para poder cuidar de él y tomar las decisiones sobre su tratamiento.
Finalmente, tras una segunda operación, los padres de Blaze pidieron a Angela, que ya se había encariñado con el pequeño, que lo adoptara, porque ella podría garantizarle una vida mejor.
Angela y su marido están felices con la llegada de Blaze a sus vidas y ha recordado en un programa de televisión que el día que el pequeño llegó a casa fue un día «muy emotivo».