El Vaticano ha reconocido por primera vez la existencia de un documento secreto con directrices para los sacerdotes que rompen su voto de celibato y tienen hijos. El portavoz de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, ha confirmado la existencia de estas ‘pautas' al diario The New York Times, aunque ha explicado que se trata de un «documento interno» y por el momento no tienen intención de que salga a la luz.
Según el documento, en caso de que un clérigo haya engendrado un hijo, se le solicitaría que abandonara el sacerdocio para «asumir su responsabilidad como padre y dedicarse exclusivamente al niño». Según explica Gisotti, el «fundamento principal» sería «la protección del niño».
El número de niños nacidos de padres clérigos es desconocido, aunque el grupo de apoyo Coping International, destinado a ayudar a hijos de religiosos, afirma que cuenta con 50.000 usuarios de 157 países. Algunos de estos niños son fruto de relaciones consensuadas, pero otros son el resultado de violaciones o abusos sexuales.
«Los hijos de los ordenados»
El fundador de esta organización e hijo de un cura, Vincent Doyle, explicó al periódico que tuvo conocimiento de la existencia de este documento en 2017. Según Doyle, el arzobispo Ivan Jurkovic, el enviado del Vaticano en la ONU, le enseñó la guía en octubre de ese año y le explicó que entre los círculos vaticanos estos niños eran conocidos como los «hijos de los ordenados». «Estos niños están por todas partes», asegura.
Hace casi dos años, la Iglesia católica de Irlanda hizo pública una guía para clérigos que hubieran sido padres en la que declaraba que «si un sacerdote engendra un hijo, el bienestar de su hijo debe ser su primera consideración» y debe «asumir sus responsabilidades: personales, legales, morales y financieras».
La existencia de estas directrices llega a dos días del inicio de la histórica cumbre antipederastia organizada por el papa Francisco, a la que acudirán muchos de los hijos engendrados por curas católicos, entre ellos el propio Doyle.
La reunión en la que se dará cita la jerarquía católica del 21 al 24 de febrero será un punto de inflexión para la Iglesia. Algunas víctimas también participarán en las reuniones en el Vaticano.