El parkour se practica en muchos lugares de Mallorca, al aire libre. Es una actividad que ejercita todo el cuerpo, lo que requiere una buena preparación física que se va adquiriendo a medida que se ejecutan los movimientos, que son muy diversos, como por ejemplo –y de entre los más básicos– pasavallas, gato, ladrón, rompe muñecas, preci, largui, además de volteretas, side flip, front flic, etc.
Días atrás estuvimos con un grupo de chavales que hacían parkour en la plaza París, de Palma. Había que ver la facilidad con que daban saltos, salvaban obstáculos y hacían piruetas en el aire, cayendo siempre de pie.
«Cualquier edad es buena para iniciarse en el parkour», nos dice Cristian. Lo demás «es cuestión de ejercitarse viendo cómo lo hacen quienes saben más que tú», nos comenta uno de los chavales. «No se trata de intentarlo hacer mejor que quien crees que es el mejor, sino de superarte cada día».
Aclararon que es un ejercicio «abierto a las féminas, que seguro las hay en Mallorca que lo practican, pero que las desconocemos», comenta Álvaro. En realidad, está abierto a todo el mundo. El parkour no entiende de razas ni credos. Ni de edades, pues lo pueden practicar niños y maduros».
Lo esencial para practicarlo es disponer de un espacio libre, muros de hormigón de entre 1,20 y 1,30 de altura, barras en las que agarrarse y dar giros y, a ser posible, un suelo blando, como el de los parques infantiles, cosa que en Mallorca no existe.
Otro de los críos da un toque de atención a los políticos, sobre todo a los de los ayuntamientos, y, en especial, al de Palma, advirtiendo «que no todos los jóvenes fumamos porros y nos pasamos el día pegados al móvil, como se dice de nosotros, que los hay –comenta Daniel Moya–, pero también somos muchos los que queremos hacer deporte».
Si no podemos, es porque no hay instalaciones o, si las hay, son de pago o son insuficientes. Y, desde luego, instalaciones para el parkour es que no hay ni una. En cambio, sí hay espacios disponibles. El Parc de sa Riera, por ejemplo, ya que en él se podría construir uno donde reunirnos para practicarlo y, encima, el parque saldría ganando».
Y tienen razón. Existen muchos espacios vacíos y poco aprovechados en la ciudad a causa de la pobre imaginación y menos creatividad por parte de quienes nos gobiernan. «Si no saben cómo es un espacio para practicar el parkour, apunta Adrián, que se den una vuelta por Getafe, en Madrid, y vean cómo es. O, si no, que lo vean a través de las redes sociales».
A estos aficionados no les falta razón. Palma y Mallorca –y Balears, por supuesto– debe invertir en deportes que se hacen en plena calle, como el parkour o la calestenia, algo así como primos hermanos, en los que el propio peso corporal es quien pone en movimiento todos los músculos.