Baltasar Cloquell, padre de Bernat, de 3 años, apuntaba este sábado, con orgullo, que «los niños en Muro, están pisando fuerte». Su madre matizaba que el crío es medio de Santa Margalida. Sin duda, es la manera de asegurar el futuro de la tradición santantoniera.
Bernat formaba parte activa de un grupo de xeremiers, fabiolers y tamborers, que anunciaron al mediodía lo que iba a suceder por la noche. Recorrieron los mercados del barrio de Gracia, en Barcelona, tocando, cantando y bailando, para dar a conocer que las principales plazas del distrito estaban preparadas para la fiesta nocturna mallorquina, con foguerons y actuaciones musicales. El reclamo surtía efecto, ya que muchos transeúntes preguntaban qué era lo que se estaba celebrando. Sant Antoni, Sa Pobla a Gràcia o simplemente, en formato resumido, la fiesta de los mallorquines, fueron algunas de las respuestas.
La noche del viernes, parte de la comitiva mallorquina celebró una multitudinaria cena de arròs brut. Lo hizo al terminar la actuación de S'Estol des Gerricó y un taller para aprender ball de bot.
Este sábado a las 12 horas, la compañía Teresetes de Mitjorn representó el espectáculo de títeres Bruixeries en el Centre Cultural La Violeta. Por la tarde, la representación oficial, encabezada por Miquel Ensenyat, presidente del Consell, y Biel Ferragut, alcalde de Sa Pobla, fue recibida por las autoridades locales. La recepción dio paso a un extenso y sonoro pasacalles por todo el barrio, con la participación de Xeremiers de Mallorca, La Sacairada, Geganters, Bastoners y Trabucaires de Gràcia, Tamborers y Dimonis de Albopàs, entre otros.
De noche, el promotor cultural Antoni Torrens se encargó de dirigir la mecha que haría quemar el gran fogueró de la Plaça de la Virreina. El fuego se extendió por las principales plazas de la zona, donde la ximbomba y la rima de los glosadors se hizo oír hasta pasada la medianoche.