Cerró el bar Pedro Nadal, especilizado en tapas y bocadillos. El establecimiento estaba en una travesía de Reyes Católicos, esquina con calle San Rafael. Lo abrió en 1967 Antonio Nadal y en 1980 se hicieron cargo de él su hija, Antonia Nadal, y su marido, José Corral.
«Ahora –nos decía José–, mi esposa y yo nos dedicaremos a vivir, que nos lo hemos ganado, pues hemos estado aquí durante 38 años, al principio de lunes a sábado y al final cerramos los sábados. El horario era de siete de la mañana a nueve de la noche, hubiera o no fútbol por la noche. Por cierto, entre los clientes la mayoría eran baleáricos».
Una de las especialidades eran las tapas y entre ellas, puede que las más solicitadas fueran las de pica pica, ensaladilla, frit, callos, pilotetes... No, comidas no servíamos, solo berenars, cafés, refrescos y copas».
Lo que más mal les supo fue dejar de servir a clientes que tenían desde que empezaron. «Nosotros, el día que cerramos, nos emocionamos, pero hubo algún cliente que hasta lloró». Pues ahora, a disfrutar de la vida.