Más de cincuenta años de trabajo han dado sus frutos. A mediados del siglo XX un granjero inglés realizó en sus tierras un hallazgo extraordinario: el cráneo de un ictiosaurio, una extraña criatura marina prehistórica, emergió ante sus ojos y los expertos paleontólogos se dieron cuenta rápidamente de que estaban ante algo único por su increíble estado de conservación.
Ahora, en pleno 2019, un equipo de científicos de la Universidad de Manchester ha culminado una labor titánica con la que han reconstruido con gran fidelidad y una exactitud extraordinarias el aspecto de este reptil extinguido en el Jurásico, y han presentado sus conclusiones en la revista especializada PeerJ.
El ictiosaurio fue un reptil marino que nadaba como un delfín hace unos 200 millones de años, medía unos dos metros de longitud y se alimentaba de peces, calamares y reptiles similares a él.
Según recoge la BBC, el lugar donde murió este animal fue clave para propiciar su conservación, algo que a la postre ha sido clave para reconstruir digitalmente su aspecto y determinar que no se trata de un ictiosaurio corriente, sino de una extraña subespecie apenas referida en la bibliografía científica.
Así, las avanzadas técnicas de tomografía permitieron varios hallazgos importantes.
El escaneo del cráneo descubrió diminutos conductos que hace millones de años ocupaban nervios y vasos sanguíneos fundamentales para que este ictiosaurio pudiera guiarse a través de la visión bajo las aguas.
Además, los científicos explican que esta técnica permite disgregar cada hueso que conforma el cráneo para separarlo del conjunto, analizarlo, y de esta forma comprender mejor su función.