Así no. Una cosa es la cocina creativa y de fusión y otra perpetrar un atentado culinario como este. ¿Dónde se ha visto hacer una tortilla de 10 huevos con un solo par de patatas? ¿O introducirle chorizo, tomates y aceitunas?
Todo ello, además de mucha imaginación, fue combinado por una mujer australiana con una idea muy alejada de lo que es en verdad una buena tortilla de patatas. El invento culinario acabó como acabó, quizás alguien lo probó y podría dar más señas. Lo que sí está claro es que ha suscitado sorpresa, curiosidad e incluso indignación pasada por el rasero del humor y la ironía en las redes sociales.
Más allá del eterno debate de si la cebolla en la tortilla suma o resta, la propuesta poco acertada de la chef aficionada fue rebatida por muchos; incluso el mismo Chicote aceptó que era «una bestia» de tortilla, aunque no en un sentido muy positivo del término, precisamente.
Este caso recuerda a otros vistos anteriormente, que tienen como objetivo otro insigne representante de la cultura culinaria española como es la paella. La hemos vista convertida en sándwich de máquina expendedora, y también en una extraña propuesta de comida de Navidad que tiene como nexo con la tortilla australiana el uso del chorizo. Curioso nexo.
Al parecer en el exterior tienen más dificultades de las que podríamos pensar para interpretar nuestra forma de ponernos ante los fogones y de combinar los ingredientes para obtener un resultado espectacular.