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Las cicatrices del cáncer de mama

La Asociación Española Contra el Cáncer tiñe de rosa el mes de octubre. | Redacción Ibiza

| Palma |

Cada año se diagnostican en España más de 26.000 nuevos casos de cáncer de mama; es el más común entre las mujeres y gracias a los avances científicos y el diagnóstico precoz la supervivencia ha aumentado hasta el 90 %, pero el tumor deja en ellas importantes cicatrices, tanto físicas como psicológicas.

La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) estima que en seis de cada 10 casos de cáncer de mama las afectadas pierden el pecho, lo que supone un impacto psicológico importantísimo para la mayoría de ellas.

Con el fin de reducir este impacto y evitar nuevas operaciones, aquellos hospitales que cuentan con cirugía reparadora (y siempre y cuando las características del tumor lo permitan) ofrecen a las pacientes someterse a una reconstrucción inmediata de la mama en la misma intervención en la que les realizan la mastectomía.

El problema, según detalla en el Día Mundial del Cáncer de Mama la doctora Ainhoa Placer, vocal de comunicación de la Junta directiva de la Secpre, es que muchos hospitales no cuentan con esta especialidad médica, con lo que las mujeres deben esperar a ser derivadas a otro centro para llevar a cabo la reconstrucción mamaria en diferido.

Por eso, de las 16.000 mujeres que cada año se someten a una mastectomía, solo 1.920 (el 12 %) se reconstruyen el pecho de forma inmediata y unas 4.800 (el 30 %) lo hacen tiempo después.

«Cirugía plástica es una especialidad que no tienen todos los hospitales y este servicio es necesario para que la reconstrucción sea inmediata», señala Placer, quien lamenta que en los centros en los que no hay este tipo de cirujanos «hay algunas especialidades que se meten a hacer la reconstrucción».

«Sinceramente es un error porque a veces es más complejo arreglar lo que está mal hecho que hacerlo en diferido», advierte. Así, aunque lo ideal desde el punto de vista psicológico es que la mujer no se vea amputada, en ocasiones es más conveniente esperar para reconstruir la mama.

En este sentido, Placer señala también que la valoración del resultado final de la reconstrucción es mejor en el caso de las mujeres que sí se han visto amputadas, porque la cirugía nunca deja el pecho igual que antes de la intervención y «quienes no se han visto amputadas no son conscientes» de ello.

«Cualquier reconstrucción por buena que sea nunca va a ser una mama como si no hubiera pasado nada», por lo que las mujeres valoran más los resultados si han visto antes la mastectomía.

Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Cirujanos de la Mama (Aecima), Ricardo Pardo García, señala que para estar dentro de los estándares europeos, la cirugía conservadora debería representar entre el 60 y el 70 % de las operaciones de mama, cifras alejadas de la realidad.

Según este experto, «la mastectomía y la cirugía conservadora se han demostrado igual de efectivas en el tratamiento del cáncer de mama», pero hay una tendencia más agresiva a realizar mastectomías por las pacientes portadoras de Oncogenes BRCA 1 y 2 (Síndrome Angelina Jolie) y pacientes con carga familiar importante.

Sin embargo, hacer esas mastectomías «no ha demostrado todavía de forma clara que aumente la supervivencia de esas pacientes que se encuentran muy vigiladas». Pardo García aclara, sin embargo, que las mastectomías han evolucionado desde las que precisaban la extirpación de la mama junto a los grandes músculos del tórax, hasta algunas actuales preservadoras del complejo areola pezón o conservadoras de piel con reconstrucción en las que se preserva la piel no afectada y los resultados obtenidos son óptimos.

Además, no solo las mastectomías dejan cicatrices (físicas y psicológicas) en las mujeres con cáncer de mama, también las cirugías conservadoras acaban en ocasiones con resultados muy difíciles de aceptar para muchas mujeres.

Por eso, desde la Secpre se reivindica la presencia de los cirujanos plásticos en cualquier operación en la que se vaya a extirpar una zona de la mama.

«La cirugía conservadora también puede ser muy mutilante, porque si te quitan todo el polo inferior de la mama, queda una mama horrible que luego es dificilísimo de mejorar. En cambio, si lo haces con un patrón de reducción, te queda un mama perfecta, más pequeñita pero perfecta», explica.

Es lo que se llama cirugía oncoplástica, que consiste en aplicar técnicas de cirugía plástica a la cirugía conservadora. «Nos deben tener más en cuenta a la hora de hacer cualquier cirugía de la mama», porque «de amputar un trozo entero de pecho a hacerlo con técnicas de oncoplástica hay un abismo».

De las «cicatrices» que deja el cáncer de mama hoy se hablará en los numerosos actos que se celebran en diferentes puntos de España.

El lazo rosa estará presente en la plaza de Colón de Madrid, donde acudirá la portavoz del Ayuntamiento, Rita Maestre, que cubrirá con un pañuelo de ganchillo rosa la cabeza de la escultura «Mujer con espejo», de Botero, o en Barcelona, donde cinco mujeres supervivientes explicarán las secuelas de la enfermedad: Carmen Cervera, Meritxell Gironès, Núria de Gispert, Magda Oranich y Carmen Panyella.

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