El verano es una época en la que tanto turistas como locales aprovechan para darse un chapuzón en las diferentes playas de la Isla. Y sus mascotas tampoco son una excepción: «El hecho de que no dé a la carretera hace que no tenga miedo a dejarlo suelto», explica Cecilia Pedrere, bañista de Cala Gamba.
Canes de todas las razas son bienvenidos en sus playas, aunque sus dueños creen que deberían ser más arenosas: «En las de rocas se pueden hacer daño», señala María José Font, quien trae a su cachorro al mar.
También creen que las siete playas de las Islas donde se permite traerlos están lejos y en malas condiciones: «Estaría bien que hubiera más playas, y algunas, como la de la Costa de la Calma, son nefastas», añade Pedrere. Aun así, son conscientes de que «los perros pueden generar suciedad y molestar a aquellos turistas a los que no les gusten que estén», matiza Jon Corrales, dueño de un joven ratero.