Ha pasado casi una semana en Mallorca prácticamente recluida en el hotel donde se alojaba. Este sábado Kate Moss abandonaba la Isla. Es la única imagen que se ha podido captar de la supermodelo británica, quien sólo salió de su habitación para bajar a la piscina, tomar el sol y asistir el pasado martes al cumpleaños del popular presentador de radio de la BBC, Nicolas Grimashaw, que ofreció una gran fiesta en una casa privada en el pueblo de Deià.
Kate ha estado acompañada por su hija, Lila Grace, quien parece haber heredado los genes de belleza de su madre. Kate, elegante y vistiendo totalmente de negro, pantalón tejano, un top, una americana y jersey, lo primero que hizo al bajar del vehículo que la trasladó hasta el aeropuerto de Son Sant Joan fue encender un cigarrillo.
Al percatarse de nuestra presencia, se puso las gafas de sol y continuó fumando, esperando sin sobresaltos ni crear escándalo, como en otras ocasiones con los paparazzis, a que montaran en el carrito las numerosas maletas de equipaje.
Al preguntarle por cómo lo había pasado, Kate aseguró: «He podido descansar». Y añadió: «Volveré porque Mallorca me gusta». De hecho, no es la primera vez que Moss hace una escapada a la Isla para coger fuerzas y tomar el sol. La estancia le permite reponer fuerzas para sus próximos compromisos.