Sólo tiene 24 años pero su vida ya se puede calificar de apasionante. Y apasionante en el sentido de que la llucmajorera Inma Zanoguera no sabe hacer nada sin ponerle toda la pasión del mundo. El último ejemplo tuvo lugar este jueves cuando habló en el centre Flassaders de su experiencia corriendo el Sahara Marathon, el pasado 23 de febrero, que ganó. Su amiga Michelle grabó esa carrera y otros muchos momentos de lo que supuso la primera visita de Inma a su tierra de origen. Porque Inma Zanoguera nació en Mallorca pero sus orígenes son saharauis.
Su madre emigró a Mallorca en 1976 tras la invasión por parte de Marruecos del Sáhara occidental. Allí tuvo a varios hijos, pero enfermó y los dio en adopción. Inma fue a parar a una familia de Llucmajor a los dos años de nacer. Su madre biológica falleció de cáncer hace unos 12 años. «Desde siempre tuve muy claro que mi familia era ésta», explica. Inma tuvo una infancia feliz y comenzó muy pronto a destacar en baloncesto. «Me encantaba mejorar y darlo todo en cada entrenamiento», explica. Otra vez la pasión. Integrante de las categorías inferiores de la selección española de baloncesto, con la que conquistó tres campeonatos de Europa, logró una beca para estudiar en la Universidad de Toledo (Ohio, Estados Unidos). «Allí cumplí mi sueño porque desde los 9 años quería jugar a baloncesto en Estados Unidos». Mientras jugaba cursó un doble grado en empresariales y periodismo. «A lo cuatro años acabé mis estudios y me hice profesional. Jugué en Italia pero me di cuenta de que estaba cansada, no mentalmente, pero sí físicamente. En el mundo profesional aprendí que es imposible estar todo el tiempo a tope. Hay que saber dosificarse y yo no supe hacerlo». De nuevo cuestión de pasión.
Al poco tiempo de dejar el deporte tuvo una conversación con su hermana en la que le enseñó un documento con los datos de sus padres, entre ellos el lugar de nacimiento de su madre: El Ayoun. «Busqué en internet y vi todo lo que había ocurrido en la zona desde 1975». Paralelamente, Inma comenzó a correr «pero sólo para mantenerme en forma hasta que un día mi amiga Cecilia Wulf me animó a correr una media maratón. Nunca había disputado una carrera tan larga y me sorprendí cuando a falta de 5 kilómetros no me notaba cansada y aumenté el ritmo». Pura pasión.
Esta joven volvió a la Universidad de Ohio a cursar un máster y durante la presentación de una conferencia en Hamilton (Canadá) conoció a Michelle, una videógrafa. «Yo no creo en las casualidades, pero unos días antes había visto el anuncio del Sahara Marathon y le pregunté si me acompañaría cámara en mano. Y me dijo que sí». Como no podía ser de otra manera, Inma puso toda la pasión y ganó la prueba. Aunque el documental está en fase de producción, Inma habló en el centre Flassaders de esta experiencia dentro de un acto donde se presentó el documental Esport pel Sáhara, de la ibicenca Sabina Corral y Carlos Ramón. «Lo que busqué al ir a mis orígenes era tener una mayor conexión con mi madre. De todo lo que experimenté en esos seis días en el Sahara me quedo con la sensación de si realmente la forma de vida occidental es la mejor, aunque tengan carencias fundamentales en sanidad o higiene».