Jóvenes valores de la pastelería mallorquina se esmeran estos días en la elaboración de las monas de Pascua de chocolate, en la que descubren todo un mundo de ilusión a los más pequeños y dan una grata alegría a los mayores, al poder ser motivo de ofrecérselas como obsequio. La mona de Pascua, en sus orígenes, señala que la Cuaresma toca a su fin. Su tradición principal proviene de Catalunya y la Comunidad Valenciana, pero su popularidad se ha extendido a numerosas zonas de la geografía española. A las típicas monas de bizcocho catalanas, cubiertas de mantequilla o chocolate, se las suele adornar con un huevo u algún motivo de chocolate. En Valencia adquieren forma de bollo y se les llama panquemado. Pero poco a poco se ha ido llamando mona a la de chocolate.
En el Forn Fondo de Palma, la pastelera Neus Llull Riera recrea con todo lujo de detalles un auténtico paraíso de ilusión infantil. La variedad de huevos de Pascua resulta muy amplia, desde los muy coloristas, destinados a los más pequeños, a los nuevos de diseño, con texturas plateadas, para los mayores.
El pastelero Maties Miralles Vidal, de Es Forn del Pla de Na Tesa, ha creado este año junto a su equipo de pasteleros, formado por Jaume Balaguer, Ginés García, Miquel Ángel Vidal y Simó Belando, varias monas de chocolate, pensando en los productos y artículos propios de Baleares.