Miguel Huguet Bennassar, que se autodenomina The Islander, es un tipo peculiar. Tiene 60 años, vive de una pensión y de alquileres, experto en negocios y en dar ideas, sobre todo en cuestiones de importación y exportación, y bailarín desde los ocho años. Según nos cuenta, baila de una forma un tanto especial, «un estilo muy mío, muy Miquelet, en el que las luces que llevo conmigo, y que voy encendiendo poco a poco, juegan un papel fundamental, a la vez que me convierten en único. Eso sí he de bajar de peso».
La indumentaria de The Islander también es singular: gorra de visera, gafas oscuras –«que no me quito nunca, por lo cual me llaman el Risto Mejide mallorquín»–, camiseta amarilla con su nombre, otros escritos y fotografías y zapatos amarillos con lucecitas. Cuando baila, a todo eso suman las luces intermitentes, un gran número de luces que van apareciendo en sus manos, pies y cabeza a medida que avanza la canción, lo que le convierte en una especie de árbol de Navidad andante. Porque lleva luces en los pies, tobillos, muslos, brazos, dedos y gorra, que va encendiendo a su criterio, cuando considera que encajan con el movimiento.
«He bailado en Tito's, por lo que le estoy muy agradecido a Jaime Lladó, su director, y a la gente le ha gustado. También he bailado en La Demence, La Movida y Lunita. Pero en otras discotecas no quieren que baile...». Por eso, ahora baila en la Plaça d'Espanya, donde causa sensación y «como no quiero que nadie me llame la atención, he pedido un permiso en el Ajuntament para bailar en la Plaça Major».
The Islander ha participado en Got Talent, en la edición que se está emitiendo ahora, pero no desvela si superó la prueba. Cuenta que la selección se hizo en julio. A Miguel le gustaría que le dieran más oportunidades, que le ofrecieran un escenario para que la gente viera lo que es capaz de hacer al son de la música.