Un obrero de una fundición se ha filmado mientras pasaba varias veces su mano, sin ningún tipo de protección, por un chorro de metal fundido sin sufrir ningún tipo de quemadura. Lo hace varias veces como si nada. El metal fundido debe estar a una temperatura superior a los 1000 ºC.
La proeza tiene una explicación científica. Hace unos años el equipo de Mythbusters demostró que una persona puede introducir sus dedos en plomo fundido sin sufrir lesiones. Lo dedos deben estar mojados y la acción debe ser breve y rápida, se le llama ‘efecto Leidenfrost'.
A temperaturas por encima del punto 'Leidenfrost', la parte inferior de la gota de agua se vaporiza al entrar en contacto con la placa caliente. Esa especie de colchón de vapor resultante eleva el resto de la gota, impidiendo cualquier contacto directo entre el agua líquida y la placa caliente. Como el vapor tiene una conductividad térmica mucho menor que el agua en estado líquido, la transferencia de calor entre la bandeja y la gota se ralentiza considerablemente.
Es de suponer que la mano del obrero estaba convenientemente húmeda. La capa de vapor que se forma alrededor de un líquido por el efecto Leidenfrost es lo que le salva de quedar escaldado.