A primera vista, las matemáticas pueden resultar aburridas para muchos alumnos, pero hay profesores que intentan darle una vuelta a sus clases para hacerlas más atractivas. Es el caso de Miquel Siquier, profesor de Matemáticas en el Sant Josep Obrer y asesor del colegio Lluis Vives, que ha acudido a la Fundación Amancio Ortega, en Galicia, para ofrecer una ponencia en el X Encuentro Inspiratics sobre métodos de innovación educativa. La ponencia ha tratado sobre los métodos que el profesor emplea en sus clases de matemáticas con los alumnos de la ESO.
«Yo no creo que sea el único que hace estas cosas», explica, «pero la verdad es que se notan muy buenos resultados en los alumnos, se implican mucho más».
El proyecto que llamó la atención de la fundación y que él ha puesto en marcha con sus alumnos de la ESO se llama ‘Matemáticas GO'. «He mezclado el teatro con las matemáticas, algo que a simple vista parece impensable», explica Siquier. ‘Matematicas GO' es una obra de teatro, basada en el famoso juego Pokémon GO. La trama de la obra gira en torno a unos chicos que están jugando con sus smartphones y se encuentran con problemas que necesitan de una resolución matemática, concretamente de trigonometría.
«Los actores les dan los datos, y los alumnos tienen que calcular la cifra exacta que resuelve el problema de los personajes. El aliciente es que hasta que los alumnos no han resuelto de manera correcta el problema, la obra no continúa».
Metodología
Siquier reconoce que «este tipo de metodologías no se pueden llevar a cabo con todos los cursos, y en ningún caso con todos los temas. Hay conceptos en matemáticas que hay que aprender a la vieja escuela».
A pesar de esto, a Siquier siempre le gusta dedicar un par de semanas a estos proyectos. «Ya hemos hecho otras cosas anteriormente: un monolito en el patio que apunta a la estrella polar, e incluso una película que sobre la proporción áurea que se proyectó en Cine Ciutat». Siquier agradece a los profesores del Sant Josep Obrer «que se impliquen tanto».
El profesor asegura que «este tipo de proyectos fomentan que personas que a priori no están interesados en las matemáticas, se sientan más implicadas». Además, Siquier explica que «después de estas actividades, el rendimiento de los alumnos sube, incluso el de los chicos a los que no les agrada la materia».