La Trattoria, conocido restaurante de Cala Major especializado, principalmente, en pizzas, cierra sus puertas tras 45 años. Los primeros 10 estuvo ubicado en Gomila. Gerardo Rodríguez Viñals, dueño de la pizzería, que no del inmueble de dos pisos, que tiene arrendados, nos recuerda que los mallorquines conocieron la pizza «gracias a nosotros, cuando abrimos La Trattoria de Gomila. Eran -recuerda- pizzas pequeñas, muy ricas. De ahí su éxito».
¿Que por qué cierran? Pues por el mismo motivo que cierran otros negocios. Porque hoy, a la hora de renovar el contrato, este se puede ir por las nubes. O como en el caso de La Trattoria, que la propiedad no renueva porque quiere recuperarla para venderla como inmueble.
«Miguel Boyer, en 1994 sacó una ley por la cual los contratos fijos de locales prescribían a los 20 años. En 2014 ?dice? prescribía el local del negocio. Fuimos a juicio y gané, basándome en que no tenía alquilado un local sino el edificio entero. La propiedad me llevó a otro juicio, que perdí, y el juez me dio 15 días para vaciarlo. Como tenía 15 trabajadores, pedí a los dueños que me permitieran seguir el verano, a cambio de no recurrir la sentencia. Aceptaron, y como ha pasado el verano, en unos días cerramos».
Echando la vista atrás, Gerardo Rodríguez se siente satisfecho. «La Trattoria, tanto ésta como la de Gomila, fueron restaurantes simbólicos. Y ya digo, los primeros en ofrecer pizzas. Por ellos pasaron los que ahora son abuelos y que hoy vienen con sus nietos. Y cuando nos instalamos aquí, en Cala Major, lo mismo, pero con la diferencia de que venir de Palma hasta aquí era como ir de excursión».
La Trattoria de Cala Major tiene una gran terraza con vistas al mar, que en verano es lo primero que se llena, mientras en invierno es la zona de las chimeneas. Hubo una época ?recuerda? «que se llenaba de gente joven, cenaba y luego se iba a la discoteca, por lo que teníamos que retrasar el cierre. Eran jóvenes que pedían pizzas grandes».
Sin duda, también han pasado por allí muchas parejas. Y es que el lugar se presta a ello: el mar, la luna... «Hemos tenido mucha clientela extranjera que ha venido muy bien, porque cenan temprano, yéndose a las nueve de la noche, que es cuando llegan los españoles. Y he tenido también algún cliente ilustre, como el príncipe Felipe, sus hermanas y amigos. Se solían sentar en una mesa alargada, en primera línea de terraza».