Para recibir el verano, qué mejor plan que visitar con amigos o en familia alguna de las innumerables terrazas que hay en el litoral palmesano y calvianer. Es habitual ver a grupos de amigos, capazo en mano, dirigirse a contemplar la puesta de sol en terrazas cerca del mar. La oferta es de lo más amplia tanto en contexto, clientela, precios como en variedad en la carta.
En Palmanova y a pie de playa, Il Chiringo ofrece a los visitantes una carta económica, variada y mediterránea. En el paseo de la playa de Palmanova también se sitúa un elegante chiringuito, el Campino Beach, al que acude a cenar y tomar copas una clientela internacional.
Ya de camino a Palma, una de las estampas más emblemáticas de la ciudad la ofrece Varadero; la puesta de sol ofrece en ese lugar un contraste bello de la Catedral y la bahía. Allí, los comensales disfrutan de una terraza con dos niveles lindando con el mar y las rocas. El lugar ofrece, además, un variado programa de actuaciones musicales, como la del saxofonista Toni Rullán.
Saliendo de Varadero y de camino al Passeig Marítim la terraza de El Pesquero es ya un clásico de la noche palmesana debido a su ubicación entre mástiles y barcas amarradas. El ambiente marinero contrasta con la terrazas vecinas de la peatonalizada calle Fábrica, atestada de gente que frecuenta bares de copas y restaurantes. En Santa Catalina destacan el bar Soho, cuya pequeña terraza está muy demandada y que contrasta con la elegancia y el gentío que disfruta del bar Cuba Colonial. Paseando frente a los amarres se encuentra el Dársena, local mítico.
La zona que va entre el Portitxol y El Arenal está repleta de terrazas en las que disfrutar de la noche y la brisa marina en lugares como El Bonito o El chiringuito Beach House. Cala Estància, el Molinar o Can Pastilla también llenan sus terrazas de lugareños o turistas, dispuestos a pasar el rato lo mejor poosible. Y es que las terrazas, ciertamente, son para el verano.