La educación desde la más tierna infancia mejora los resultados escolares posteriores, en especial para los niños de las clases más desfavorecidas, según la OCDE, que aboga por una universalización y por aplicar medidas para atraer a buenos profesionales para ese cometido.
En un informe publicado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destacó que en prácticamente todos sus países, los alumnos que habían pasado por la Educación y Atención de la Primera Infancia (EAPI) tuvieron mejores resultados a los 15 años en las pruebas PISA.
«Los niños favorecidos son los que más se benefician y centrarse en ellos aportaría los mejores rendimientos», señaló.
A los 3 años de edad, de media un 70 % de los niños estaban registrados en la educación preescolar en los países miembros, con notables diferencias.
Bélgica, España, Francia, Islandia y Noruega figuraban en cabeza, con porcentajes superiores al 95 %, mientras que en Australia, Grecia, Suiza y Turquía el porcentaje era del 20 % o incluso inferior.
A los cuatro años, el porcentaje en la OCDE subía al 90 % (97 % en España), lo que llevó a los autores del estudio a felicitarse de que el acceso universal o casi sea una realidad en la mayoría de los Estados de la OCDE porque significa «un avance significativo hacia las metas en materia de educación incluidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible».
También hicieron notar que un inicio de la educación precoz, si es abordable en términos económicos y de alta calidad -con un número de horas semanales «adecuado»- contribuye a incrementar la integración de las mujeres en el mercado de trabajo.
Para demostrarlo, señaló que países donde la tasa de empleo entre las mujeres de 15 a 64 años es superior al 70 %, como Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Portugal, Eslovenia y Suiza, son también donde se constatan las mayores proporciones de niños con menos años en dispositivos formales de educación.
El gasto en EAPI representa un 0,8 % del PIB en la OCDE y más del 80 % procede de fondos públicos.
Los responsables del estudio lanzaron una serie de recomendaciones, como establecer mejores salarios y condiciones laborales para retener a los profesores que se ocupan de estos niños, ya que constataron un elevado porcentaje de jóvenes, que no se quedan en la profesión.
Estos profesores ganan menos que sus colegas de educación secundaria y superior y sólo el 74 % del salario promedio de un trabajador que está a jornada completa y ha hecho estudios universitarios. Y nueve de cada diez son mujeres.
Para los más desfavorecidos, poder estar en estructuras educativas desde la más tierna infancia les ofrece «una base para una formación continua exitosa», además de promover «el desarrollo de habilidades socio-emocionales».
La OCDE puso el acento en el carácter «fundamental» que tiene la implicación de los padres.
«Su ayuda para el aprendizaje de los niños en el hogar y el establecimiento de un mayor contacto entre el personal docente y los padres de familia se relaciona estrechamente con el éxito académico superior y el desarrollo socio-emocional de los niños».