España es el tercer país de la Unión Europea con un mayor porcentaje de menores en situación de pobreza relativa y de pobreza anclada, según un informe publicado por Unicef que analiza la situación de la infancia y la protección de los derechos de los menores tras la crisis económica en 41 países de la UE y de la OCDE.
Según el documento, titulado Children of Austerity (Los niños de la austeridad), los únicos países de la UE con mayor proporción de menores en situación de pobreza (según los índices utilizados) son Grecia y Rumanía.
En el estudio sobre el caso de España, realizado por la economista Sara Ayllón, se subraya que la pobreza infantil se incrementó en el país un total de 9 puntos porcentuales entre 2009 y 2014 hasta alcanzar «casi al 40%» de los menores, si se utiliza la medida de «pobreza anclada», que emplea un único umbral de pobreza (el de pobreza relativa de 2008) con independencia de las variaciones de la renta de la población durante este periodo.
«Abordar en España la pobreza infantil como política de Estado no puede esperar más. Demasiados niños y niñas en España ya han pasado su infancia en medio de la recesión, en la pobreza y en la privación. Todavía hay una oportunidad para que los presupuestos de 2017 comiencen a cambiar esa tendencia», ha reclamado el experto en políticas de infancia de UNICEF Comité Español Gabriel González-Bueno.
En este sentido, el diagnóstico sobre España pone de relieve cómo las medidas puestas en marcha durante los últimos años han sabido proteger «de manera mucho más eficaz» a los mayores de 65 años que a los niños, algo que queda reflejado en el aumento de «la diferencia entre la protección social a los mayores de 65 años» respecto de la que se presta a los menores.
«Llama la atención la poca capacidad que han tenido para atajar la pobreza infantil. El conjunto de las políticas de protección social está muy fragmentado, poco orientado a los niños y resulta poco equitativo. Esto se debe, entre otras causas, a que está muy ligado a ayudas relacionadas con las contribuciones a la Seguridad Social y a que muchas de las ayudas familiares son en forma de desgravaciones fiscales, de las que no se benefician los hogares con menos recursos», explican desde Unicef.
A nivel europeo, el informe hace hincapié en los efectos que han tenido la crisis económica y las políticas de austeridad sobre la infancia y concluye que, en conjunto, «la pobreza infantil aumentó en dos tercios de los países europeos». «El incremento fue de más de 15 puntos porcentuales en Chipre, Islandia y Grecia, y de 7 a 9 puntos porcentuales en Hungría, Italia, Irlanda y España», especifica.
Pese a ello, los efectos han sido desiguales y en un mismo país como Reino Unido se da la situación de que en Irlanda del norte, la pobreza infantil anclada pasó del 23% al 27%, mientras que en territorios como Escocia, Inglaterra y Gales se redujo entre 2 y 4 puntos.
Por otra parte, incide en que los efectos de los recortes en los países europeos los sufrieron de forma particular las familias con hijos, algo que, según los responsables del estudio, en ocasiones queda «enmascarado» por la pobreza en términos de ingresos. «Las tasas de necesidades médicas desatendidas aumentaron de manera significativa entre los hogares pobres en Grecia. En España, los recortes en sanidad y educación afectaron a los niños», aseguran.
En este contexto, critican que «ni un solo país europeo aumentó la media de gasto en prestaciones para familias» y que, en cambio, «dos tercios redujeron el gasto per capita».