El acto de entrega de la Medalla de la Ciudad de Marbella a Pablo Ráez, distinción que han recogido su padre y su hermana, se ha convertido en un sentido homenaje del Ayuntamiento y de sus vecinos al joven fallecido, que hizo viral su campaña para impulsar las donaciones de médula.
Los cientos de asistentes al Teatro Ciudad de Marbella, escenario de la ceremonia, han tributado un largo y emocionado aplauso tras la proyección de un vídeo dedicado a Ráez y también cuando el alcalde, José Bernal, ha hecho entrega de la distinción a su padre, Francisco, y su hermana, Esther.
«Mi hermano era un idealista, creía que el mundo podía ser mejor y decía que las personas eran las que hacían el mundo mejor», ha resaltado su hermana, que ha destacado: «lo que podemos hacer si queremos respetar su legado es que se continúe con la donación de médula y de sangre».
«Hay muchas personas que hablan con los ojos pero mi hermano hablaba con su sonrisa, transmitía mucha calma y muchísima alegría», ha señalado en su discurso Esther, que ha recordado que Pablo desde pequeño «siempre estaba sonriendo».
Por su parte, su padre, Francisco Ráez, ha señalado a los periodistas que «el legado de Pablo es que no hay que tener miedo» y ha explicado que la familia necesita «tiempo, volver al hogar y estar más tranquilos», pero intentará no perder la sonrisa.
El alcalde de Marbella ha destacado que Ráez ha sido «tremendamente generoso, cuando la vida no lo ha sido tanto» con él y ha asegurado que su «lucha no ha sido en balde».
Tras el fallecimiento del joven el pasado sábado, el Ayuntamiento de Marbella decretó dos días de luto y decidió suspender el acto de entrega de las medallas de la ciudad, pero los familiares de Ráez pidieron al Consistorio que mantuviera la ceremonia.
Ráez era un joven deportista marbellí de 18 años al que en marzo de 2015 los médicos le diagnosticaron leucemia, de la que se recuperó tras someterse a distintas sesiones de quimioterapia y a una intervención en la que le trasplantaron la médula de su padre.
Sin embargo, apenas diez meses después la enfermedad reapareció y, ante la necesidad de buscar un nuevo donante, el joven lanzó a través de las redes sociales la campaña «Reto un millón», en la que animaba a la gente a donar médula ósea bajo el lema «no para mí, para todo el mundo que lo necesite».
La campaña se hizo viral gracias a los mensajes, los vídeos y la actitud positiva de Ráez durante el tiempo que estuvo hospitalizado, lo que generó que se multiplicaran las donaciones de médula en la provincia de Málaga.