Con el carnaval a la vuelta de la esquina, se ha reavivado la polémica por los disfraces sexistas que se pueden encontrar sin rebuscar demasiado en el mercado, especialmente aquellos que están pensados para niñas muy pequeñas, e incluso bebés.
La controversia ya existe en el caso de los adultos. Por ejemplo, es recurrente que un hombre se disfrace de médico, aunque si una mujer quiere hacerlo, lo más probable es que los vendedores le ofrezcan un disfraz de 'enfermera sexy'.
Sin embargo, parece que los disfraces de médicos para mujer, o de enfermeras que no exalten la carne de su portadora, no están de moda ni son fáciles de encontrar. Pero cuando el caso afecta a las niñas, el tema ya pasa de castaño a oscuro.
Numerosos usuarios de las redes sociales se han rebelado estos días ante ejemplos de disfraces poco edificantes de este tipo. Incluso, la asociación de consumidores Facua se ha puesto manos a la obra, y tratan de localizar al fabricante del disfraz en cuestión, para intentar evitar que se sigan vendiendo, aunque la decisión final dependería, en todo caso, de la empresa.
No se trata de un hecho puntual, ya que a raíz de que el debate se iba propagando, los propios ciudadanos descubrían y denunciaban otras versiones 'sexy' de disfraces para niñas. Es el caso de las bomberas o policías; todas ellas hacen un flaco favor a la necesaria igualdad entre las personas.
Además, un reciente estudio elaborado por tres universidades norteamericanas indica que los estereotipos en el caso de las niñas calan hondo desde muy pequeñas. Según esta investigación, a los seis años las niñas no asocian la brillantez intelectual con su sexo, algo que no les pasa a sus compañeros varones, y que tiene consecuencias a largo plazo, en su vida académica y laboral.
Por ello, todo parece indicar que son necesarios más ejemplos de princesas que no necesitan a ningún príncipe para salvarse, como 'Frozen' de Disney o la niña protagonista del último spot de galletas Príncipe, y menos disfraces de enfermera 'sexy'.