Mucho ojo con quien meta en su casa. Esa es la lección que podemos aprender de la situación de una familia de un municipio de Barcelona, que ha denunciado que tiene a tres personas viviendo en su casa en contra de su voluntad, y a las que, para colmo no pueden echar.
Según describen diversos medios regionales, no se trata de familiares, ni tampoco inquilinos. Esta familia de Les Franqueses del Vallès acogió con toda la buena fe del mundo a la amiga de una conocida. En principio iban a ser tan solo unos días, mientras buscaba casa y trabajo.
Pero al final, la cosa se dilató. Y la 'okupa' no sólo no se ha ido, sino que los fines de semana lleva con ella a la habitación que se ha adjudicado a su hijo y a su novio.
Desesperados y con los nervios a flor de piel por la impotencia, pusieron su caso en manos de los Mossos d'Esquadra y de los juzgados. Pero ahora, un magistrado ha sentenciado que no pueden echar a los intrusos, porque al cabo de 48 horas de permanecer en la casa, estos ya tienen una serie de derechos adquiridos. La única salida legal, al parecer, sería plantear una demanda de desahucio, que podría tardar hasta un año en resolverse.
«Las leyes defienden a esta señora, y no la podemos echar ni impedirle la entrada. No podemos evitar que gaste nuestra luz y agua, aunque la paguemos nosotros. Es un desamparo total. Vivimos en nuestra casa completamente condicionados y con miedo», lamenta el propietario de la vivienda, en declaraciones a la televisión autonómica catalana.