La Ordenanza para la Convivencia Cívica, que fue aprobada en 2014 y derogada en fefrero de este año por el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB), tiene efecto en las calles: sin normativa que lo prohíba, los ciudadanos pueden pasear sin camiseta o en bikini por la ciudad.
La Ordenanza Cívica, aprobada por el Consistorio que presidía el alcalde Mateo Isern (PP), regulaba aspectos relacionados con la convivencia ciudadana. Uno de ellos era la prohibición de andar por la vía pública desnudos o semi desnudos. La norma dictaba la obligatoriedad de ir vestido, y en caso contrario dictaba la imposición de una multa. La ordenanza fue muy criticada por la oposición. En 2015, y según informa Robert Pérez, responsable de prensa de la Policía Local, se pusieron cinco sanciones relacionadas con la vestimenta. En respuesta a la insatisfacción de un amplio sector de la población, en mayo del año pasado la ordenanza fue recurrida ante los tribunales por entidades cívicas y vecinales. Finalmente, fue anulada en febrero de este año porque tocaba aspectos que competen a otras administraciones y ya estaban regulados.
La portavoz del grupo municipal del PP, Margalida Durán, aseguró este martes que la anulación de la Ordenanza Cívica fue una decisión poco acertada, ya que deja en el aire muchos aspectos que se deberían valorar. Concretamente, comenta que así como el Consistorio votó a favor de ir cubiertos en el transporte público de la EMT, «debería ser lo mismo para todos aquellos quienes visiten el centro de Palma».
Así, tras la derogación y hasta día de hoy, no existe una normativa que dicte cómo hay que vestir por las calles de Palma. Los desnudos integrales están prohibidos en los lugares públicos, aunque no se contemple en ninguna disposición específica.