El Vaticano ha elegido el 4 de septiembre de 2016 para celebrar la ceremonia de canonización de la madre Teresa de Calcuta, día en que subirá a los altares en el marco del Año Santo Extraordinario de la Misericordia.
Así lo ha confirmado este martes el Papa durante la celebración de un consistorio ordinario público para la canonización de varios beatos, entre los que también se encuentran Stanislao di Gesù y Maria Elisabetta Hesselblad, que serán santificados el 5 de junio de 2016, y Giuseppe Sánchez del Río y Giuseppe Gabriele del Rosario Brochero, que subirán a los altares el próximo 16 de octubre.
Francisco aprobó el decreto para la canonización de la Madre Teresa de Calcuta el pasado jueves 18 de diciembre, tras recibir en audiencia privada al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, encargado de instruir estos procesos.
El milagro aprobado por Francisco y necesario para que la beata Madre Teresa subiera a los altares es la curación científicamente inexplicable de un hombre brasileño en 2008. El hombre tenía un tumor maligno en el cerebro y se encontraba en estado terminal.
El paso previo fue la beatificación, celebrada en la Plaza San Pedro por Juan Pablo II hace 12 años. El proceso, que reconoció las virtudes heroicas y el primer milagro necesario, comenzó a menos de dos años de la muerte de la religiosa, debido a su fama de santidad. El padre Brian Kolodiejchuk fue el postulador de la causa.
La religiosa nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, de padres albaneses, pero vivió la mayor parte de su vida en la India, cuidando a los enfermos y a los más marginados y pobres como respuesta a la llamada de Jesús: «Ven, sé mi luz». Fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad y más tarde los Hermanos Misioneros de la Caridad.
Durante los últimos años de su vida, a pesar de tener serios problemas de salud, la Madre Teresa siguió guiando su congregación y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997, las monjas de Madre Teresa eran más de 4.000, y estaban presentes en las 610 casas de misión ubicadas en 123 países del mundo.
En marzo de 1997, la «santa de los pobres» bendijo a la nueva Superiora General de las Misioneras de la Caridad y viajó por última vez al extranjero. Después de haberse reunido con Juan Pablo II, volvió a Calcuta y pasó sus últimas semanas de vida recibiendo a los visitantes e instruyendo a sus hermanas. Murió en esa misma ciudad el 5 de septiembre de 1997.