Firma líneas depuradas como su propio espíritu, es una de las diseñadoras españolas más internacionales a pesar de una década de letargo de la que despertó este mismo año con tiendas efímeras y su taller de novias. Y ahora, le llega el Premio Nacional de Moda. Sybilla se instala en la historia del diseño.
Icono de los 80, vistió alfombras rojas y el cine de Pedro Almodóvar. Sus diseños, que se conservan en los fondos del Museo del Traje CIPE de Madrid, se vendían en las tiendas más importantes de Nueva York, París, Londres o Japón, hasta que se retiró en 2005, justo cuando estaba en la cima y el mercado japonés se rendía a sus pies.
Aunque su carrera ya se veía interrumpida con su retirada de las pasarelas en 1991 y la venta de su nombre a un grupo industrial textil.
Pero como el ave fénix, a comienzos de este año, Sybilla regresaba con fuerza al mundo del diseño, con nuevas fórmulas de comercialización, técnicas que le permiten ir despacio, de manera mas discreta, además de trabajar de forma artesanal.
A sus tiendas «pop up» (efímeras) en Madrid o Palma al estrenado taller de medida y novias en la capital, se sumaba una nueva colección de hogar, una serie de alfombras que presentó en el Salón Internacional del Mueble de Milán, en colaboración con Nani Marquina.
«Le sugerí a Nani hacer una colección de kilims modernos, ya que yo había desarrollado un proyecto con artesanos afganos, pero finalmente no pudo llevarse a cabo al no poder encontrar dónde producirla adecuadamente», explicaba Sybilla en abril, satisfecha de que el proyecto, al fin, hubiera cobrado forma después de que ella recuperara su marca.
La vuelta de Sybilla, a la que le gusta hacer «un poco de todo», se ha hecho esperar, pero ha merecido la pena. Entre sus propuestas, se han visto líneas depuradas, patrones exquisitos y minimalistas con volúmenes que nutren los vestidos de noche. Pantalones, faldas y abrigos son la columna vertebral del nuevo pero eterno universo de Sybilla, prendas coloreadas con una atractiva y particular paleta cromática.
Sybilla Sorondo nació en Nueva York en 1963, hija de padre hispanoargentino y madre polaca, y se afincó en Madrid en 1971, tras una breve estancia en París.
En 1989 recibió de manos de los Reyes Juan Carlos y Sofía el premio Cristóbal Balenciaga a la mejor creadora novel, y en 2014 fue distinguida con la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes, un galardón que le entregaron los Reyes de España, Felipe VI y Letizia.
Hoy, el ministerio de Cultura le concede el Premio Nacional de Moda por ser una de las creadoras «más reconocidas en el panorama internacional», haber hecho de sus creaciones «un referente para muchas generaciones» y haber sabido «renacer siendo fiel a sus principios creativos».
La diseñadora, comprometida con el medio ambiente, discreta en las formas y no muy amiga de las entrevistas, se confesaba abierta a todo tipo de propuestas y le ilusionan nuevas colaboraciones con industrias y artesanos. «Es una manera de entender nuevos oficios y hacer nuevos amigos», contaba hace unos meses.