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Con el cambio de hora «las personas sanas pueden sentirse más cansadas, pero no sufren grandes consecuencias»

En la madrugada de este sábado al domingo el reloj se retrasará una hora y a las 03.00 horas volverán a ser las 02.00 horas, poniendo fin al horario de verano y recuperando la hora de invierno.

| Madrid, España |

En la madrugada del domingo 25 de octubre, los relojes se atrasarán una hora (a las 3 serán las 2) para adaptarse al horario de invierno, con el objetivo de aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo energético, algo que puede llegar a trastornar los hábitos de sueño de las personas, sobre todo a los ancianos y a los niños.

«Actualmente el cuerpo humano se rige por el reloj, sus hábitos están unidos a él y, dos veces al año, el cambio de horario hace que el cuerpo deba cambiar sus hábitos de hora», explica el director médico de e-health de DKV Seguros, el doctor Ferran L. Tognetta.

Tognetta, en una entrevista concedida a Europa Press, afirma que el cuerpo debe adaptarse al nuevo horario, pero que aún así «los cambios en personas sanas suelen ser imperceptibles, en todo caso pueden sentirse más cansadas o faltas de concentración, pero no sufren grandes consecuencias, ni físicas ni psíquicas».

A los que afecta un poco más es a los niños y a los ancianos, según el doctor Tognetta, que precisan de más días para adaptarse al nuevo horario. Los lactantes pueden tener alteraciones en la alimentación, y a los niños en edad escolar les costará más despertarse. De la misma forma, los mayores de 50 años, por su tendencia a tener más dificultades para dormir y despertarse más temprano, notarán más el cambio de hora por perder horas de descanso mientras su cuerpo vuelve a coordinarse con el reloj.

Aunque el cambio de hora sea imperceptible para la mayoría de las personas, y en uno o dos días estén acostumbrados al nuevo horario, el doctor Tognetta puntualiza que actualmente nos afecta más que hace setenta años, por ejemplo. «Antes la gente que trabajaba en el campo, que era la mayoría, se regía por el sol, no por el reloj, por lo que no sufrían trastornos de sueño por el cambio de hora. De igual manera actualmente llevamos un ritmo de vida más movido, las horas de sueño no siempre son las adecuadas, y perder unas horas de sueño unos cuantos días mientras el cuerpo se acostumbra puede derivar en mayor cansancio o falta de concentración».

Para notar lo menos posible los efectos del cambio de horario, el Instituto DKV de Vida Saludable ofrece una serie de consejos, como no dormir la siesta durante los próximos días para que el organismo se habitúe al nuevo horario; realizar ejercicio físico moderado todos los días, pero nunca antes de acostarse; evitar tomar medicamentos para facilitar el sueño, o por lo menos intentar controlarlos, siempre consultando al médico; evitar tomar bebidas como café, té o alcohol, sobre todo durante la segunda mitad del día; y no acostarse con hambre, pero tampoco tras una cena copiosa, lo recomendado es tomar algo ligero, como un lácteo, que ayude a conciliar el sueño.

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