La ingesta moderada de bebidas de bajo contenido alcohólico como la cerveza podría ser compatible con el deporte sin afectar a su rendimiento, dentro de un estilo de vida saludable, según recoge el estudio «Comparación de los hábitos de consumo de bebidas con contenido alcohólico de deportistas españoles frente a población control».
Este estudio, dirigido por el doctor Juan Antonio Corbalán, junto con los doctores Javier Marco y Cristina Fernández, ha sido presentado este jueves en Vitoria en el marco de las XXVI Jornadas de la Asociación de Médicos del Baloncesto.
El objetivo del estudio ha sido tratar de determinar, a través de diferentes encuestas, la relación que pueda existir entre la práctica deportiva, en sus diferentes grados, con los hábitos de vida saludables y, en este caso, con la ingesta de líquidos distintos al agua, como las bebidas fermentadas de bajo contenido alcohólico, (cerveza, vino o sidra) y otras bebidas de contenido alcohólico más elevado.
La investigación relaciona por primera vez los hábitos de consumo e ingesta de líquidos entre deportistas profesionales, aficionados y una muestra homogénea de personas que no realizan actividad física apreciable. Sin embargo, a pesar de las diferencias de actividad deportiva entre los tres grupos estudiados, según el estudio, la cerveza es la bebida con contenido alcohólico consumida de forma moderada por todos los participantes después de la realización del ejercicio físico.
De esta manera, el doctor Corbalán ha recalcado que los hábitos de normalización en el deporte profesional son posibles, haciendo hincapié en la importancia de compaginar el rendimiento deportivo con hábitos de vida saludables, declarando que «el simple hecho de poder salir de vez en cuando con tu familia o tus amigos a tomar el aperitivo y compartir unas cañas debe ser la norma, no la excepción, ya que no se debe identificar exclusivamente al deportista como una mera fuente de obtener resultados deportivos».
Juan Antonio Corbalán ha afirmado durante su intervención que el alto contenido en agua y el equilibrio de sus componentes (hidratos de carbono, bajo contenido en sodio y ausencia de grasas) hacen que la cerveza sea una bebida refrescante con un aporte calórico muy bajo, debido también a que se trata de la bebida alcohólica de menor graduación, en torno a 4º-6º.
Además, el doctor de La Salle ha señalado que «una caña (200ml.) contiene 90 calorías, lo mismo que un zumo de naranja. Además, la cerveza sin alcohol apenas tiene (100 ml./14kcal.), pero conserva las vitaminas y minerales de la cerveza con alcohol. De ahí que la cerveza, tanto si es con alcohol o en su variedad 'sin', pueda incluirse en la dieta habitual de los deportistas».
Del mismo modo, la investigación del profesor Manuel Castillo, realizada por la Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre la idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo hormonal e inmunológico de los deportistas tras el ejercicio físico, señala que «el consumo moderado de cerveza puede contribuir a mantener niveles más altos de glucosa plasmática y atenuar las respuestas hormonales de estrés».
«Las maltodextrinas, carbohidratos de gran interés para la nutrición deportiva y presentes en la cerveza, corrigen la posibilidad de hipoglucemia, ya que se metabolizan lentamente liberando unidades de glucosa que pasan progresivamente a la sangre y dan lugar a concentraciones de azúcar en plasma menos elevadas y más extendidas», añade.
Hidratación
Durante la mesa redonda sobre 'Recuperación nutricional', los participantes han hecho hincapié en la importancia que tiene una alimentación saludable en el rendimiento del deportista. La hidratación también ha tenido su espacio, ya que la ingesta de agua y otras bebidas como zumos, té o cerveza (con moderación en adultos sanos) podrían ayudar a alcanzar los niveles de hidratación.
En ese sentido, Corbalán ha indicado que «la acción antioxidante derivada del contenido en polifenoles de la cerveza la especialmente interesante como bebida cardiosaludable, tomada de forma responsable».
Por otro lado, ha apuntado que es un aporte «importante de complejo vitamínico B que, unido a todo lo anterior, puede incidir en un control adecuado de los márgenes de cardiosaludabilidad, a través del control de los factores de riesgo».