Los perfeccionistas, las personas inseguras y quienes tienen previamente patologías psicológicas son los más afectados por el estrés postvacional propio de estos días, ya que son las que encuentran más problemas para adaptarse de nuevo a la rutina. La buena noticia es que, según los expertos, normalmente esta situación se supera en un máximo de tres días. En el caso de que la situación persista y no se haya superado la depresión en tres semanas, los expertos recomiendan visitar a algún especialista.
Una pequeña depresión, irritabilidad, falta de concentración, sensación de angustia y una serie de trastornos físicos, como dolor de cabeza y musculares, alteraciones digestivas, pérdida de apetito, fatiga, cansancio, insomnio, bajada de tensión y, en consecuencia, menor rendimiento son los principales síntomas de este trastorno, según el psicólogo especialista en trastornos de ansiedad Ricardo Ros.
Pereza
No obstante, este experto considera que, en realidad, «el síndrome postvacacional no existe: es un invento de los psicólogos para darle un nombre a algo que antes se llamaba sencillamente pereza», derivada de la dificultad que tienen los seres humanos por general de adaptarse a los cambios, del tipo que sean. «Al 60 o 70 por ciento de las personas les cuesta un poco adaptarse a la rutina después de estar de vacaciones durante un mes, pero normalmente en un día, dos o tres todos nos adaptamos», añadió.
Ros precisa que empieza a ser un problema cuando pasan tres semanas y la persona sigue sin adaptarse. «Ahí se debería ir a un especialista», recomienda. Las profesiones más afectadas son aquéllas que tratan directamente con otras personas: policías, enfermeras y maestros, que, además, son los profesiones que tienen más meses de vacaciones, «por acumular guardias o por el calendario escolar». El problema se agrava porque estos profesionales tienen que enfrentarse a problemas graves, lo que supone un cambio más brusco que para el resto. «De hecho, este tipo de profesiones tiene un índice mucho mas alto de abandono después del periodo vacacional».
Para afrontar de la mejor manera esta situación, Ros recomienda «no volver de vacaciones el día anterior de empezar el trabajo sino un par de días antes; no intentar adelantar todo lo que no se ha hecho durante un mes y darse tiempo para ponerse al día, e ir adaptándose a los ritmos de sueño y hábitos de comida, para poco a poco ir recobrando la actividad rutinaria».
Además, indica que no es conveniente hablar en exceso de las vacaciones «porque eso hace que se mantenga en la mente con constancia una historia que ya ha terminado. Por el contrario, «hay que pensar en el futuro, hacer planes para el siguiente fin de semana, ilusionarse con algo nuevo y recuperar el ocio de la vida normal».