EFE-LONDRES/MADRID
La farmacéutica suiza Novartis se niega a distribuir las vacunas de la Gripe A gratuitamente entre las capas más pobres de la población mundial, pese a una petición en ese sentido de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Así lo declaró su consejero delegado, Daniel Vasella, según el cual el grupo farmacéutico suizo podría estudiar la posibilidad de reducir el costo de esas vacunas para los países de bajos ingresos, pero no está dispuesto a su total gratuidad.
«Si uno pretende que la producción (de fármacos) sea sostenible, hay que crear incentivos financieros», dijo Vasella, según el cual deben ser los propios países en desarrollo o los países ricos con sus programas de ayuda quienes paguen las vacunas.
La negativa de Novartis apunta a una división dentro del sector farmacéutico: así, el laboratorio británico GlaxoSmithKline se ha comprometido a distribuir gratuitamente entre los pobres hasta 50 millones de dosis de su vacuna contra la Gripe A.
Otros productores más modestos de los países en desarrollo quieren también distribuir gratuitamente un 10 por ciento de su producción.
Según Vasella, una proporción «importante» de las existencias de vacunas de Novartis ha sido ya reservada por algunos gobiernos, lo que puede generar problemas de abastecimiento incluso entre los países más ricos que pueden permitirse su costo.
Vasella estima el costo de una dosis en entre 10 y 15 dólares en el caso de pedidos importantes y algo más si los pedidos son de menor volumen o llegan más tarde.
Por su parte, el Comité Ejecutivo Nacional de Gripe ha acordado sustituir las medidas de control de la expansión de la gripe A(H1N1) por la vigilancia estrecha de los cuadros respiratorios graves en hospitales, a través de una red de médicos centinela.
La ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, quien preside este foro, ha vinculado esta medida con el paso de una fase de «contención» de la enfermedad a otra de «mitigación», en la que se tratarán de «evitar y atenuar» los efectos negativos que pueda tener la pandemia.
«Se acepta que el virus circula ampliamente con mayor o menor alcance y que, dada su evolución, los esfuerzos de salud y de los servicios sanitarios deben concentrarse en adaptar la vigilancia a las nuevas necesidades y en asegurar el tratamiento a los enfermos».