EFE-ESTOCOLMO/OSLO
El rey Carlos Gustavo de Suecia entregó ayer en Estocolmo los premios Nobel de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía en una ceremonia en la que se recordó, en el 60 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, la importancia de la libertad de expresión y de intercambiar conocimientos. El glamour y esplender de la gala se mantuvo un año más.
La solemne ceremonia, celebrada en el Konserthuset (Sala de Conciertos) de la capital sueca, fue abierta por el presidente del Consejo de la Fundación Nobel, Marcus Storch, con un discurso dedicado a la labor de las universidades y en el que destacó especialmente el aniversario de la Declaración.
Estamos en un momento, dijo, en el que hay «una inquietante tendencia» a «más y más restricciones a la libertad de expresión» en un «creciente número de contextos en todo el mundo. Hay un grave riesgo de que se evolucione hacia lo que es, para la mayoría de nosotros, una dirección errónea».
Un discurso que antecedió a la entrega de los premios, que se desarrolló en el mismo orden en el que Alfred Nobel citó en su testamento, en 1895, las áreas en las que debía instituirse un galardón internacional, es decir: Física, Química, Medicina, Literatura y, en último lugar, Economía, que se unió a la lista en 1969.
Antes de la entrega de cada uno de los premios, un miembro del comité Nobel de cada área realizó una breve presentación del premiado y de su trabajo. Con la ausencia de Yoichiro Nambu -uno de los premiados en Física-, sus colegas Makoto Kobayashi y Toisihide Maskawa fueron los primeros en recibir la medalla, el diploma y el cheque por valor de 10 millones de coronas (un millón de euros o 1'22 millones de dólares) que les acreditan como premio Nobel.
Un galardón que recibieron por sus descubrimientos en física subatómica y más en concreto, por demostrar la asimetría del universo y, por tanto, su origen. Asimetría que fue comparada por Lars Brink, miembro del comité Nobel de Física, con los retratos de Dora Maar realizados por Picasso.
Mientras, en Oslo, el ex presidente de Finlandia Martti Ahtisaari instó ayer al presidente electo de EEUU, Barack Obama, a darle prioridad «alta» al conflicto de Oriente Medio. Durante su discurso al recibir el premio Nobel de la Paz 2008 en el Ayuntamiento de Oslo, Ahtisaari pidió también a la UE, Rusia y la ONU que «se comprometan en serio para que se pueda encontrar una solución a la crisis que se extiende de Israel y Palestina hasta Irak e Irán».
El Comité Nobel Noruego galardonó a Ahtisaari por sus «importantes esfuerzos en varios continentes y durante más de tres décadas para resolver conflictos internacionales», sobre todo en Namibia, Kosovo y la región indonesia de Aceh. «Todas las crisis, incluida la de Oriente Medio pueden ser resueltas. La solución requeriría una contribución de las partes envueltas y de la comunidad internacional en conjunto», dijo Ahtisaari minutos después de recibir el diploma y la medalla del premio de manos del presidente del Comité Nobel, Ole Danbolt Mjos.