Los españoles que se declaran más felices tienen entre 26 y 35 años, están casados o tienen pareja estable, uno o dos hijos, no pasan apuros económicos y residen en Aragón, Cataluña, Navarra o Extremadura, según el retrato de la felicidad en España elaborado por Coca-Cola.
El «Informe de la felicidad», presentado hoy por el presidente de la compañía, Marcos de Quinto, y el escritor Eduardo Punset, analiza a través de las respuestas de 3.000 personas las razones que llevan a afirmar a los españoles si son felices o no y en qué medida influyen los factores sociales, familiares o económicos.
Los datos de este estudio constatan que ser hombre o mujer no condiciona la felicidad, si bien entre las personas que aseguran ser «muy felices» se registra un porcentaje de mujeres superior al de los varones (59 por ciento frente al 41 por ciento).
El informe revela que la salud (37%), el amor (32%) y el dinero (17%) son, por este orden, los principales ingredientes de la receta de la felicidad.
La edad y el sexo alteran estas prioridades ya que la economía preocupa más cuanto más joven se es y la salud a medida que se cumplen años, al tiempo que las mujeres dan más valor al amor y los hombres a la economía, aunque ambos valoran la salud como la principal condición para ser feliz.
El tener pareja es otro de los indicadores más importantes para ser feliz ya que, del 73 por ciento de los encuestados que la tienen, ocho de cada diez se consideran muy felices y siete desearían tener hijos. El mayor porcentaje de felicidad se registra entre los grupos familiares de tres o cuatro miembros mientras que solo el 5 por ciento de los «muy felices» vive solo. En este línea Punset, que ha elogiado este estudio que aúna al sector industrial con el científico, ha afirmado que en una familia de más de dos hijos «se pueden cuestionar los niveles de felicidad» pues en un entorno con cinco hijos surgen más tensiones.
Para Punset, la felicidad en la infancia tiene una trascendencia elevada y determina «si de adulto esa persona se va a enfrentar a la vida con rechazo o con ideas destructivas, como en el caso de los psicópatas».