Ya sean originarios del norte o del sur, de grandes ciudades o de pequeños pueblos, los jóvenes de Argelia se encuentran en su gran mayoría atrapados entre la tentación de intentar llegar a Europa, a bordo de maltrechas embarcaciones, y el deseo de prosperar en su propio país.
Según las cifras oficiales, la población argelina alcanza ya los 34 millones de personas, de los que el 70% son jóvenes menores de 30 años. Para los poderes públicos, esta juventud representa una absoluta riqueza, una potente fuerza con la que cuenta el país para acercarse a la modernidad y el desarrollo.
El Gobierno no deja de recordar en la menor ocasión que Argelia tiene actualmente diez millones de alumnos de primaria y secundaria y un millón de estudiantes universitarios y que un presupuesto colosal, cercano a los 1.500 millones de dólares, se dedica desde el año 2000 a responder a las necesidades de esta parte de la población.