Paula Farias, nueva presidenta de Médicos sin Fronteras en España, denunció la «maquiavélica» confusión que se produce entre las misiones militares y humanitarias, al convertirlas «de pronto en un herramienta política o en una moneda de cambio».
En una entrevista concedida a Efe, calificó de «falacia» la actitud de los gobiernos que utilizan a los ejércitos para supuestas tareas sociales en países en conflicto, ya que «disfrazan lo político con fines altruistas».
Esta situación, prosiguió, genera problemas a los cooperantes de las organizaciones humanitarias, que a veces son atacados por provenir de un país con presencia militar en la zona o vinculado a occidente y al eje estadounidense. «Son países que son invadidos y, de paso, se reparte chocolate», ironizó.
Se refirió a un hecho ocurrido en la guerra de Afganistán, donde a la vez que comenzaron los bombardeos se lanzaron desde los aviones raciones de comida a la población. «Las bombas racimo iban en paquetes del mismo color que las del alimento; debió ser obra de algún logista iluminado..», enfatizó.
Recordó que en ese país fueron asesinados cinco compañeros de MSF, al vincular la ONG con intereses estadounidenses, cuando lleva «años y años trabajando allí, dando muestras de su independencia».Farias censuró el intento de la ONU de integrar la acción humanitaria dentro de «un único sistema liderado por ellos», algo que, en su opinión, puede tener «efectos perversos».
«Nos estamos viendo inmersos, y no de forma casual sino perversa, en la denominada guerra contra el terror emprendida después del 11-S, en ese bien mundial que van buscando algunos y frente al que reclamamos nuestra independencia», subrayó.
Farias ha asumido a sus 38 años el difícil reto de dejar la primera línea de los conflictos más graves del mundo para dirigir, desde la retaguardia, los destinos de esta organización humanitaria que en noviembre cumple su vigésimo aniversario.