El coste total de la depresión en España asciende a unos 745 millones de euros anuales, de los que sólo el 15,9 por ciento corresponde al gasto en medicamentos, ya que el abordaje de esta enfermedad, que se estima afecta al 10% de la población española -unos cuatro millones de personas-, incluye también psicoterapia y terapia electroconvulsiva (TEC), según informó ayer la compañía farmacéutica Novartis en el marco de la presentación del «Programa de Atención Farmacéutica en pacientes con Depresión: Seguimiento Farmacoterapéutico».
Según señala la empresa, el objetivo de la campaña «es reforzar la formación de los farmacéuticos para que puedan complementar la labor del médico y ofrecer un servicio personalizado desde la farmacia» ya que existe una baja adherencia o continuidad en el tratamiento farmacológico pese a que «entre los pacientes que no abandonan el tratamiento, la eficacia de los antidepresivos a largo plazo es del 90%, logrando que éstos puedan llevar a cabo una vida normal a pesar de la enfermedad».
Los principales motivos por los que los pacientes deciden abandonar los antidepresivos son «la posible aparición de efectos secundarios antes de notarse el efecto terapéutico de la medicación (de dos a tres semanas); los altibajos emocionales por los que pasa el paciente en la fase inicial del tratamiento, y la larga duración de los tratamientos, que se extienden como mínimo a nueve meses», informa la misma fuente.
Por su parte, Marian March Pujol, profesora de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, explica que «este tipo de enfermedades necesitan el soporte de los dos profesionales -médico y farmacéutico- para que el cumplimiento terapéutico sea el indicado y para que el tratamiento no se abandone antes, produciéndose un gasto y un uso no racional del mismo.