El Pleno del Ayuntamiento de Barcelona aprobó ayer la ordenanza sobre fomento de la convivencia con el apoyo de PSC, CiU y ERC, los votos en contra de ICV-EUiA y la abstención del PP. En un debate en el que el propio alcalde, Joan Clos, agradeció el tono de las intervenciones, se hicieron patentes las diferencias internas en el equipo de gobierno, si bien nadie cuestionó la continuidad de los ecosocialistas en el mismo.
La presidenta municipal de ICV y tercera teniente de alcalde, Imma Mayol, aseguró que obedecerá la ordenanza, al igual que sucede con el actual Plan de drogodependencia, que cumple a pesar de que opta por legalizar las drogas. Según Mayol, es «precipitada» y aspectos como la prostitución deben estar reguladas desde el Estado. Así, apostó por la regularización del trabajo sexual y criticó que, en vez de fomentar «acuerdos» entre vecinos, comerciantes y prostitutas, la ordenanza «escoge».
La ponente de la ordenanza, la concejal socialista Assumpta Escarp, lamentó la falta de apoyo de ICV, señalando que la norma «sólo busca el efecto disuasorio de algunas conductas», y «regula los usos del espacio público».