Melilla sufrió ayer la avalancha más violenta y numerosa que ha vivido hasta la fecha. Protagonizada por unos 650 inmigrantes sobre la doble valla de Melilla, provocó que 350 subsaharianos alcanzaran suelo español y 135 subsaharianos, cuatro guardias civiles y tres soldados resultaran heridos.
Esta entrada masiva se produjo por sobre todo por la zona de Barrio Chino, donde los inmigrantes consiguieron derribar la valla que se había elevado a seis metros de altura. Parece que nada es capaz de frenar las avalanchas de inmigrantes en el perímetro fronterizo. A pesar de la elevación de la valla o del despliegue del Ejército, los subsaharianos siguen intentando entrar a España.
En el nuevo asalto, los inmigrantes la emprendieron con pedradas contra los soldados y los guardia civiles después de la muerte de cinco subsaharianos en el último intento de entrada masiva a Ceuta, a pesar de que las Fuerzas de Seguridad emplearon material antidisturbios para intentar frenar la avalancha.
Aunque las Fuerzas de Seguridad marroquíes detuvieron a 131 inmigrantes durante el intento de entrada, varios de los subsaharianos que llegaron hasta Melilla aseguraron que no encontraron gendarmes marroquíes en el tramo por donde se produjo el asalto y que solo llegaron una vez se desplomó la valla y escucharon los gritos y disparos. Según los inmigrantes, por donde se produjo la avalancha había «pocos militares, como mucho cuatro que estaban separados por 30 metros cada uno».Por su parte, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, reclamará en la próxima cumbre europea la solidaridad de los socios de la UE para el control de la frontera exterior con Marruecos.
Así lo anunció hoy el secretario de Estado español de Asuntos Europeos, Alberto Navarro, durante el debate que los Veinticinco dedicaron en Luxemburgo a preparar la reunión informal de jefes de estado o gobierno que se celebrará los días 27 y 28 de octubre en el castillo de Hampton Court, cerca de Londres.