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Benedicto XVI: «Recé al Señor para que eligieran a otro, pero Él no me escuchó»

El Papa se da su primer baño de multitudes en su primera audiencia pública, ante unos 5.000 fieles alemanes

Unos 5.000 compatriotas vitorearon al nuevo Pontífice y corearon su nombre en italiano y en alemán.

EFE-EL VATICANO
Benedicto XVI dijo ayer que durante el cónclave del que salió Papa rezó para que los cardenales eligieran a otro más fuerte que él, pero que tras ser escogido lo aceptó con un «sí» inevitable. «Recé al Señor para que eligiera a alguien más fuerte que yo, pero en esa oración evidentemente Él no me escuchó», dijo el Pontífice durante un encuentro en el Aula Pablo VI con unos 5.000 alemanes llegados para acompañarle en el inicio de su Pontificado.

«Quiero deciros -afirmó- algo del cónclave sin violar el secreto: nunca pensé ser elegido ni hice nada para que así fuese, pero cuando lentamente el desarrollo de las votaciones hacía entender que la 'guillotina' se acercaba y me miraba a mí, pedí a Dios que me evitara ese destino».

Luego reveló que se acordó de una carta que llevaba consigo de un sacerdote alemán, que le recordaba lo que dijo en la misa del funeral de Juan Pablo II, citando las palabras de Jesús a Pedro, y le decía que «si el Señor me dirigiera a mí aquel 'sígueme', no podría negarme a la llamada». «Los caminos del Señor no son cómodos, pero no estamos hechos para la comodidad, y por tanto sólo pude decir 'sí' a la elección», afirmó en su intervención improvisada en alemán ante sus compatriotas. «Pensaba -añadió- que mis trabajos en esta vida habían finalizado y que me esperarían años de más tranquilidad».

Antes de hacer estas revelaciones, se había concedido un baño de multitudes en la que de hecho era su primera audiencia pública.

Unas cinco mil personas, con banderas alemanas y de su Baviera natal, le aclamaron y aplaudieron durante los cuatro minutos en los que estrechó un sinfín de manos antes de llegar al estrado.

Los «vivas» y los gritos de «Benedicto, Benedicto», en lengua italiana y en alemán, se sucedieron durante el lento paseo del Papa entre sus compatriotas, que poco antes ovacionaron también a su hermano. «Hace veintitrés años que estoy en Roma, pero soy de Baviera», dijo, antes de disculparse con humor por haber llegado con retraso con la frase «ya sé que los alemanes están acostumbrados a ser muy puntuales».

Con un tono confidencial les dijo: «Caminamos juntos y me fío de vuestra ayuda y os pido comprensión si cometo errores, como sucede a cualquier hombre, y que me concedáis vuestra confianza».

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