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El Papa agoniza entre rezos y elogios

Los fieles se fueron concentrando anoche en la Plaza de San Pedro.

CIUDAD DEL VATICANO. EFE.
El Papa Juan Pablo II agoniza en sus dependencias del Vaticano, entre los rezos de millones de católicos de todo el mundo y los elogios unánimes de la comunidad internacional.

El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, informó en la tarde de este viernes de que las condiciones generales de salud del Pontífice se habían agravado aún más y que sufría una insuficiencia cardiovascular y renal.

En un breve comunicado, Navarro señaló que "las condiciones generales y cardiorrespiratorias del Santo Padre se han agravado nuevamente. Se registra un aumento de la hipotensión arterial, mientras la respiración es superficial". "Se ha creado -añadió el portavoz- un cuadro clínico de insuficiencia cardiovascular y renal. Los parámetros biológicos están notablemente afectados." Mientras diversos medios italianos aseguraban que el Papa estaba ya inconsciente, el presidente de la Asociación Nacional de Anestesistas Hospitalarios italianos, Vincenzo Carpino, afirmaba que el parte médico "no deja lugar a la esperanza".

Carpino precisó que "el cuadro clínico descrito (por Navarro Valls en su última comparecencia) supone la insuficiencia funcional de todos los órganos".
Poco después del mediodía de hoy, el portavoz de la Santa Sede hablaba de estado "estacionario dentro de la gravedad", pero a la vez señalaba que el Pontífice estaba "lúcido y consciente". "El Papa está despierto y me ha reconocido", dijo el cardenal estadounidense y ex arzobispo de Detroit Edmund Szoka, que incidió en sus dificultades para respirar y en su estado de consciencia.

Testimonios semejantes los dieron hoy otros altos prelados de la Curia, como el vicario de Roma, Camilo Ruini, encargado de dar a conocer el fallecimiento del Papa, que antes debe certificar el cardenal camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo.

El cardenal Ruini bendijo la agonía del Papa durante la homilía de una misa solemne celebrada en San Juan de Letrán, la catedral de Roma, durante la que dijo que "ya ve y toca a Dios". "En estas horas de sufrimiento, como siempre durante su incansable ministerio, (Juan Pablo II) ya ve y toca a Dios, ya está unido a nuestro Unico Salvador", dijo el cardenal Ruini en la celebración, a la que asistieron las principales autoridades italianas.

Entre la tensión y la espera que acompañan la agonía de Juan Pablo II se han levantado algunas voces críticas, que ponen en tela de juicio la información con cuentagotas que se ha suministrado desde el Vaticano, que hasta hoy no reconoció oficialmente que el jueves se le administró la extremaunción.

El portavoz Navarro Valls no ha entrado en este debate tras informar, en el primer comunicado difundido a primeras horas del día, de que el Pontífice sufrió un colapso cardiovascular, tras detectársele una infección urinaria y una caída súbita de la presión sanguínea.

Sí que hizo hincapié en que estaba consciente, después de reconocer, con lágrimas en los ojos, que la imagen de Juan Pablo II de estas horas no la había visto en los 26 años de pontificado.

También explicó Navarro que la decisión de permanecer en el Palacio Apostólico del Vaticano la adoptó el propio Papa, al ser informado de que no era indispensable su hospitalización, pese a la gravedad de su estado.

La trágica evolución en los dos últimos meses de su ya precaria salud, minada por el Parkinson y otras dolencias, se ha seguido con atención y preocupación desde todo el mundo, que hoy reconoce con elogios el papel del Pontífice polaco en el último cuarto de Siglo.

Las misas y oraciones se han sucedido desde México a Filipinas, desde Brasil a España o Polonia, con fervor y emoción, y a esos rezos se han unido mandatarios de todo el mundo, como el presidente de EEUU, George W. Bush.

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