La Sala Militar del Tribunal Supremo ha anulado la sanción que impusieron sus superiores a un guardia civil destinado en la cárcel de Tenerife II por ir calzado con los zapatos reglamentarios rotos. La sentencia estima el recurso del agente porque pidió a sus mandos unos zapatos nuevos y no se le atendió con la «urgencia» que requería el caso.
El Supremo anula la sanción disciplinaria de reprensión que, en junio de 2002, el subteniente jefe de la Unidad de Seguridad del centro penitenciario impuso al guardia, como autor de una falta leve de «infracción de las normas que regulan la uniformidad». La sanción fue confirmada sucesivamente por el teniente jefe de la compañía, el tenientre coronel jefe de la Comandancia, y el Tribunal Militar Quinto.
Todas esas instancias se basaron para sancionar al agente, Carlos Javier A.M., en que, el 12 de junio de 2002, se presentó a un servicio de guardia con «el calzado en pésimo estado de conservación y uso, con descosido ostensible en parte inferior quedando la suela desprendida del tacón».