La muerte de Joan Oró, uno de los científicos más reconocidos internacionalmente por sus aportaciones al estudio de los orígenes de la vida y que fue asesor de la NASA, ha suscitado el máximo reconocimiento público e institucional de este investigador catalán. Colaboró en las misiones «Apollo» y «Viking». Un cáncer diagnosticado hacia ya 14 años causó a las 23.00 horas del jueves la muerte, a los ochenta años, de este eminente científico. Desde ayer tarde los ciudadanos pudieron rendir homenaje al científico, cuya capilla ardiente permanecerá abierta hasta hoy. Oró ha recibido un reconocimiento de máximo nivel con la instalación de la capilla ardiente en el Palau de la Generalitat. Los Reyes enviaron ayer un telegrama de pésame a Antonieta Juliu, viuda del científico, en el que expresaron en nombre de toda la Familia Real su pesar por la muerte del investigador.
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, destacó que Joan Oró representa por sí mismo «la ciencia catalana» por su dedicación a la investigación, que le valió la medalla de Oro de la Generalitat el pasado mes de julio. El ex presidente de la Generalitat catalana Jordi Pujol, íntimo conocedor del científico leridano, destacó su contribución al mundo de la ciencia y al hecho de que con su trabajo en Estados Unidos «ayudó a abrir horizontes en Cataluña».
Nacido en Lleida en 1923, Joan Oró era licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona y doctor en Bioquímica por la Universidad de Houston.