Como se había comprometido hace meses, el Gobierno británico presentó ayer un proyecto de ley que, por primera vez, permitirá que los «gays» y lesbianas de Inglaterra y Gales se inscriban como parejas en un Registro de Uniones Civiles.
Aunque no habrá ceremonia de boda, los contrayentes firmarán un documento oficial ante el encargado del registro y dos testigos, lo que, pese a que el Gobierno británico se resiste a llamarlo «matrimonio», es lo más similar posible a un contrato de casamiento. De hecho, podrán «divorciarse» mediante un proceso en los tribunales para disolver el acuerdo.
Esas uniones civiles otorgarán a los inscritos derecho a pensión en caso de fallecimiento del compañero, las mismas leyes que los matrimonios heterosexuales con respecto a las herencias y cobertura de la seguridad social.
Contarán además con la posibilidad de tener responsabilidad sobre los hijos del «cónyuge», aunque no se hace una referencia expresa a la posibilidad de adopciones.Las parejas de homosexuales inscritas en el registro podrán recibir compensaciones en caso de accidentes mortales, continuar con el alquiler o propiedad de una vivienda si muere su compañero y ser tratados como el pariente más cercano en los hospitales.
Además de derechos, los «gays» y lesbianas tendrán también deberes, pues los contrayentes deberán mantener al compañero y a los hijos de éste si es preciso.
Aunque el proyecto ha sido por lo general bien recibido en el Reino Unido, un país conocido por su pragmatismo, la posibilidad de esas uniones civiles ha sido recibida también con críticas.