Unas doscientas personas acudieron aywe al cementerio de La Paz de Alcobendas (Madrid) para despedir a Mariam Suárez Illana, hija mayor del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez, que falleció a consecuencia de una enfermedad cancerosa a los 41 años.
Los restos de Mariam Suárez fueron inhumados tras una breve ceremonia fúnebre, en la que se recitó el salmo del buen pastor y a la que asistieron su viudo, sus dos hijos y sus hermanos Adolfo, Javier, Sonsoles y Laura, junto a otros familiares y amigos.
Entre los asistentes se encontraba el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Javier Ansuátegui, el ex secretario general del Centro Democrático y Social (CDS) José Ramón Caso, el ganadero Samuel Flores, suegro de Adolfo Suárez Illana, el torero Enrique Ponce y su esposa, Paloma Cuevas, y el empresario teatral Gustavo Pérez Puig, así como representantes del mundo de la abogacía.
Mariam Suárez murió el domingo a consecuencia de una «carcinomatosis meningea», once años después de serle diagnosticado un tumor de mama cuando estaba embarazada, y sus restos mortales fueron trasladados ayer al cementerio de Alcobendas desde la madrileña Clínica de la Luz, donde fue instalada una capilla ardiente tras su fallecimiento.
A lo largo de la mañana de ayer se desplazaron hasta la clínica el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga, el del Senado, Juan José Lucas, y el vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, que elogió a la fallecida Mariam Suárez como «ejemplo de lucha permanente, de ayudar a los demás, de ganas de vivir».
«Ha estado muy cerca de aquellos que tenían dolencias parecidas; personas como ella nos hacen falta todos los días», declaró Arenas a la entrada de la clínica.