DAVID J. NADAL
El tenista Carlos Moyà se encuentra en el ojo del huracán de todo
Chile. En los últimos días, el cenit llegó ayer, el deportista
mallorquín ha acaparado las portadas de los periódicos,
informativos de televisión y programas de radio. Y no precisamente
por una gesta tenística. En Chile se le «acusa» de ser el culpable
de la cancelación de la boda que tenían celebrar el pasado jueves
el ex futbolista Iván Zamorano -el ídolo de todo el país- y la
modelo María Eugenia «Kenita» Larraín, conocida como «la novia de
Chile».
El pasado domingo Kenita le dijo a Zamorano que se iba a Buenos Aires por trabajo, pero que estaría de vuelta el jueves para la boda. Pero la joven donde se fue en realidad fue a Palma, tal y como reconoció ayer: «Es verdad, estuve con unas amigas, porque necesitaba estar sola, estaba sufriendo mucho. No me fui a juntar con Carlos Moyà. Yo estaba tan mal, que por eso decidí irme». El mallorquín y la chilena mantuvieron una relación de pareja en 1998 y el pasado lunes se les vio cenando solos en el restaurante Porto Pí de Palma.
«Nuestra ruptura no ha tenido nada que ver con Moyà, ni por problemas económicos, ni una supuesta homosexualidad del ex delantero. Discutimos por problemas de pareja: de personalidades demasiado distintas, que no pudimos superar, no por las cosas que dice la prensa. La cancelación del matrimonio ya estaba decidida desde la semana pasada», dijo Larraín entre sollozos.