El ministro francés de Asuntos Sociales, François Fillon, reconoció ayer la existencia de una «dispersión de responsabilidades» en la crisis sanitaria provocada por la canícula, que causó más de 11.000 muertos en Francia a lo largo de la primera mitad del mes de agosto.
Fillon dijo que «en las próximas 24 horas» el Gobierno anunciará fondos «excepcionales» a favor de los cuidados a domicilio y de los servicios hospitalarios, para financiar horas extras trabajadas en agosto y para que el personal pueda tomar vacaciones ahora.
La situación motivada por el calor reveló «una fragmentación de las competencias tanto administrativas como institucionales» en materia sanitaria, con la consiguiente «dispersión de responsabilidades», que va en contra de la «necesidad de proximidad» especialmente para «controlar las crisis», indicó Fillon ante la comisión parlamentaria que investiga los hechos.
El ministro también destacó que las autoridades no fueron debidamente alertadas, lo que impidió una rápida reacción del Estado.