T. J. ESCANELLAS
El santuario más visitado de Mallorca amanecía ayer completamente
blanco tras las intensas nevadas de los tres últimos días. Sin
embargo, pocos fueron los visitantes que se atrevieron a llegar al
monasterio, ya que hasta el mediodía todos los accesos por
carretera estaban cerrados.
Al cierre de esta edición, se abría la circulación solamente a los vehículos equipados con cadenas. Pese a ello, los pocos vehículos que pudieron acceder al santuario pudieron contemplar una bonita estampa, pues el valle estaba completamente cubierto de nieve.
Durante toda la mañana de ayer una excavadora, acompañada por los servicios de Bomberos y Protección Civil, apartaba enormes cantidades de nieve y hielo para facilitar la ascensiones a los que se desplazaban hasta Lluc.
La nota negativa fue el aislamiento de algunos residentes de la localidad, como el propietario del restaurante Escorca, Jacinto Rosselló, que quedaba cercado por la nieve desde el inicio de la tormenta hasta que ayer, sobre las 20.00 horas, llegaba una máquina quitanieves que le permitía a él y a otros vecinos comunicarse de nuevo con el exterior. En sa Calobra lo tenían peor y seguían incomunicados.