El Vaticano ha dado su visto bueno a las normas aprobadas por los obispos de Estados Unidos para atajar los escándalos de curas pederastas, después de que el pasado mes de octubre rechazara parte de las mismas invocando el respeto a los derechos del hombre. El visto bueno del Vaticano fue anunciado ayer por la Santa Sede, que publicó la carta en la que el prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Gianbattista Re, se lo hace saber al presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, Wilton Daniel Gregory.
En el documento se insiste en que la pederastia es «un crimen», «abominable», que hay que afrontar con «las penas más severas», sin excluir la expulsión de los sacerdotes. Pero el Vaticano reafirma en el texto el derecho a la defensa del acusado, es decir, la presunción de inocencia hasta tanto no se demuestre que es un pederasta. Éste era el punto más conflictivo debido al cual el Vaticano rechazó el pasado 18 de octubre parte de las severas medidas aprobadas por los prelados estadounidenses.
En aquellas fechas el cardenal Dario Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, manifestó su repulsa por los abusos sexuales a menores por parte de religiosos, a los que llamó «judas» y «delincuentes eclesiásticos», pero invocó la necesidad de garantizar «derechos inalienables» como la buena fama o la presunción de inocencia.
Según el Vaticano, las medidas aprobadas en ese primer momento (la famosa «tolerancia cero», es decir, ninguna tolerancia con los acusados) por los prelados podían ser «fuentes de confusión y ambigüedad» y que era necesario, para conciliarlas con el Derecho Canónico, «revisarlas». Para ello se creó una comisión mixta, Vaticano-Obispos de Estados Unidos, que se reunió en estas semanas para elaborar una serie de «sugerencias», que fueron aprobadas en la reunión que celebraron los prelados a mediados de noviembre en Washington.